Potenciando el derecho de ser votados que tienen los ciudadanos, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resolvió el 9 de mayo de 2012 un recurso de apelación, mediante el cual autorizó que los candidatos a diversos cargos de elección popular pudieran incluir su alias o sobrenombre en la boleta, siempre y cuando quedara a salvo el principio constitucional de certeza.
Sucede que no siempre el nombre de pila es el que nos identifica durante nuestras vidas y un caso paradigmático lo tengo en mi familia: mi hermano fue bautizado como Ángel Alberto, pero medio mundo lo conoce como Pico López, pues hasta el Aceves quedó en segundo plano.
Lo mismo acontece con muchas otras personas que por angas o mangas han adquirido un apodo o mote por el que se les conoce en su comunidad, y esto lo ponderó el Tribunal Electoral con la sentencia de 2012.
Desde entonces cientos de candidatas y candidatos han solicitado incluir en la boleta el alias por el que se les nombra. Tamaulipas no es la excepción a la regla, como se puede observar a partir de la elección de 2013.
Una inmersión a los acuerdos del Ietam permite conocer la amplia gama de motes y sobrenombres que han sido utilizados para potencializar el voto en las elecciones de gobernador, ayuntamientos y diputados locales.
Van desde los apelativos más sencillos que usan una parte de su nombre de pila, como Neto Robinson (2013), Xico González (2016), Enrique Rivas (2018),Chucho Nader (2018) y Pilar González (2019), hasta la caterva de El Caballo (Tula), La Potranca (Jiménez), El Gallo (Jaumave), La Borrega (Matamoros), El Sapito (Llera) y El Pato (Altamira).
En Reynosa votaron por Chuma (2013), en Jaumave por Don Billeto (2018), en Valle Hermoso por El Cachorro (2013), en Ocampo por Tormenta (2016) y en Altamira votarán por El Chilero y la Pulga Vaquera en 2019.
Incluso hemos tenido candidatos registrados con el alias y arrepentidos han solicitado al Ietam retirarlo (Serapio Cantú 2018) y otros han utilizado hasta dos motes como Lalo Gattas (2016) y Eduardo Gattas (2018), sin olvidar a los J.R. de 2016: Gómez de Reynosa y Guerra de Matamoros.
¡Uf!