Con el voto a favor del PAN, PRI y MC, y en contra de Morena, el Congreso local aprobó, el martes pasado, una reforma a la Ley de Hacienda que entrará en vigor el primero de enero de 2021, para controlar la emisión de gases de efecto invernadero.
Una iniciativa enviada por el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, con una sólida estructura argumentativa, que lo mismo incluye documentos internacionales suscritos por el Estado Mexicano, que jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Su lógica es contundente: las empresas públicas y privadas que contaminen el medio ambiente pagarán una contribución verde que compense el daño que causan y motive la sustitución de energías fósiles por energías limpias.
Al resolver la Controversia Constitucional 56/2017, la Suprema Corte sostuvo que los Congresos locales pueden establecer gravámenes ecológicos que deben respetar los principios de proporcionalidad, equidad y legalidad, como lo dispone la fracción IV del artículo 31 de la Carta Magna.
De acuerdo con las comisiones dictaminadoras de Finanzas, que preside Arturo Soto Alemán, y de Estudios Legislativos, que comanda Pilar Gómez Leal, la iniciativa cumplió la triple exigencia.
La reforma consiste en la adición de un Capítulo VI BIS al Título III, sobre los Derechos, añadiendo los artículos 76 Bis, 76 Ter, 76 Quater, 76 Quinquies, 73 Sexies, 76 Septies, 76 Octies, 76 Nonies y 76 Decies.
Derecho por la emisión de gases a la atmósfera, se llama el capítulo añadido, y será pagado por las personas físicas, morales y unidades económicas que residan en Tamaulipas, o que estén fuera pero que tengan sus instalaciones en el estado, en las que desarrollen sus actividades.
A partir de la tonelada 25 de gases invernaderos que emitan mensualmente, las empresas pagarán 260 pesos, equivalentes a tres Unidades de Medida y Actualización, a más tardar el día 17 del siguiente mes.
La vigencia de este derecho inicia en enero de 2021 y los ingresos que se recauden se destinarán a garantizar el desarrollo sustentable de Tamaulipas.
Acostumbradas a llevarse la ganancia y dejarnos el problema, ahora tendrán que pagar por el daño que causan.