En enero de 2016, una vez coronada la primera alternancia gubernamental, dos importantes deferencias políticas de funcionarios encumbrados durante el sexenio de Egidio Torre Cantú permitieron a Francisco García Cabeza de Vaca iniciar su mandato con un gobierno unificado.
Con la mayoría de las curules (20) en el Congreso, la renuncia de Hernán de la Garza Tamez a la presidencia del Supremo Tribunal de Justicia el 16 de enero de 2016 permitió al PAN-Gobierno tener el control de los tres poderes del Estado.
Tres días antes, la dimisión de Miguel Salman Álvarez entregaba en bandeja de plata un espacio clave para la gobernanza sexenal, como lo es la Auditoría Superior, a la que llegaba Jorge Espino Ascanio, cabecista de pura cepa, al igual que el magistrado Horacio Ortiz Renán.
Seis años después, el escenario político es diametralmente opuesto, pues el cabecismo camina contra la temporalidad constitucional del poder y la generosidad de las deferencias brilla por su ausencia.
Desde el Congreso del estado y con el apoyo del PRI, la bancada del PAN aprueba una serie de reformas que debilitan al Poder Ejecutivo, acentuando el escenario de gobierno dividido con el que iniciará su mandato Américo Villarreal Anaya.
Que alcanzan su clímax, con el despropósito de concentrar en la autónoma Fiscalía General de Justicia, en demérito del Poder Ejecutivo, tres piezas de la mayor importancia para la gobernanza de un sexenio.
Me refiero a la concentración del Centro de Análisis, Información y Estudios, del Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública y de la Unidad de Inteligencia Financiera, bajo el mando del cabecista Irving Barrios Mojica, quien termina su encargo hasta el 2025.
Que se suman al control del Poder Judicial, órganos autónomos y Congreso del estado, que tiene García Cabeza de Vaca con el apoyo del PRI.
Por cierto, uno de los 97 votos que obtuvo Santiago Nieto Castillo para llegar a la Fepade en febrero de 2015 fue del senador Francisco García Cabeza de Vaca, en reconocimiento a su perfil.
Hoy el abogado queretano comanda la contención y el desmantelamiento del cabecismo, negado a entregar la plaza. _
