Policía

Un puesto con hamburguesas de carne humana

El canibalismo, nuestro ancestro más oscuro, ha estado presente en la mesa de varios asesinos seriales. La semana pasada escribí de uno de ellos: Ed Kemper, el gigante de Los Ángeles que coleccionaba cabezas de estudiantes que pedían “aventón”, a las que de paso devoró parcial y pacientemente.

Ted Bundy y Dennis Nilsen experimentaron su etapa caníbal. En 1928, el anciano Alfred Fish se pasó de condimento al matar, cocinar y devorar íntegramente a la niña Grace Budd, de 10 años.

Alemanes también los hubo. Karl Grossman actuó amparado por el caos de la Primera Guerra Mundial. La carne de sus víctimas fue a dar al mercado negro de las proteínas.

Por su parte, Peter Kürten fue conocido como El Vampiro de Düsseldorf, cuando en realidad no solo era hematófago, también era un ogro que gustaba de la carne humana.

En julio de 1970, unos patrulleros detuvieron a dos hippies que caminaban en la carretera. Ambos eran sospechosos de provocar un accidente automovilístico.

Cuando uno de los policías se percató del nerviosismo del hombre llamado Stanley Dean Baker, éste no pudo ocultar más el peso que traía colgando en la conciencia y respondió al uniformado: “Tengo un problema: soy caníbal”. Y lo era. En los años 79, el señor Baker mató a dos hombres en fechas diferentes, y no teniendo mejor idea para deshacerse de los cadáveres, se los comió.

Pero pocos caníbales tan desalmados y cínicos como el gordo Joe Metheny, quien en 1995 esperaba a las afueras de un bar llamado Borderliner a que saliera alguna prostituta. Para buena suerte de él, salieron dos, apenas guardando el equilibrio.

Metheny las convenció para que fueran a su casa. Se ignora si el trío tuvo relaciones sexuales, lo cierto es que mató a ambas prostitutas. Desmembró y fileteó los cuerpos, colocando los trozos en tupperwares. Era demasiada carne para él, por lo que se le ocurrió una idea empresarial: abrió un puesto de hamburguesas, mezcló la carne humana con la de cerdo y mató el hambre de varios comensales.

Los restos de quienes en vida fueron Cathy Ann Magaziner, de 45 años, y Kimberly Spicer, de 26, fueron inhumados en la propiedad del asesino.

Al terminarse los víveres, Metheny decidió que era tiempo de reabastecer la despensa. Contactó a otra trabajadora sexual, Rita Kemper, quien acudió una noche a la guarida del monstruo.

Con un envidiable buen humor, Metheny reía mientras hacía tirones la ropa de la mujer. Pero, en un descuido, la prostituta logró saltar una ventana. “La perra escaló como mono unas tarimas, brincó la valla y corrió hacia el camino principal”. Rita llegó a una oficina policiaca, donde acusó de intento de homicidio a Metheny.

Joe Metheny platicó desenfadadamente de sus asesinatos. Con base en su declaración, la policía halló los restos de Kimberly Spicer, no así los de Cathy Ann Magaziner.

Encarrerado en sus confidencias, Metheny habló de una matanza ocurrida en 1993.

Al llegar a su casa, vio que su esposa, una mujer adicta al crack, se había marchado con un hombre, por lo que el hijo de ambos, de seis años, fue retenido por las autoridades.

La nueva pareja vivía bajo un puente. Hasta ahí llego Metheny armado con un hacha. De acuerdo con su confesión, de su ex esposa y el amante de ella solo quedaron trozos en un colchón “apestoso”.

Dos mujeres atestiguaron el homicidio. Fue por una de ellas, la violó y posteriormente la mató. La otra fue asesinada con el hacha.

Un vagabundo anciano que también había visto todo murió con el cráneo fracturado. En unas horas, Metheny asesinó a cinco personas.

“Mi ataque de asesinatos —explicó más adelante— comenzó como un acto de venganza pero terminó como una pasión por la sangre y el sentido abrumador de poder que uno tiene al tomar la vida de otro”.

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José Luis Durán King
  • José Luis Durán King
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  • Periodista; estudió en Historia en la UNAM y desde hace más de 20 años escribe la columna de periodismo negro “Vidas Ejemplares” en Notivox los jueves cada 15 días. Autor de los libros Gentiles caballeros del terror, Vidas ejemplares. Asesinos en serie y De la región al mundo.
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