Durante 40 años, Jimmy Savile fue el rey indiscutible de la British Broadcasting Corporation (BBC) de Londres. En ese lapso, el excéntrico individuo estuvo al frente de varios programas, aunque fue con Jim’ll Fix It con el que ganó poder en el mundo de la información y la política.
Reputado líder de opinión, Savile seducía al público con su carisma tanto de la radio como de los lugares donde se presentaba en vivo. Todos en Reino Unido lo consideraban un tipo simpático en el que podías confiar y sentirte orgulloso de ser su amigo.
No resultó extraño que, al morir en 2011, Savile fuera motivo de varios tributos por parte de la BBC. Lo que la cadena evitó mencionar fue que el conductor tenía una inclinación insana por los adolescentes.
Las sospechas de que Savile era un predador sexual se convirtieron en certezas el 3 de octubre de 2012, cuando la cadena ITV dio a conocer el documental Exposure: The Other Side of Jimmy Savile.
Entre otros puntos, el reportaje expuso a varias mujeres que acusaron a Savile de haber abusado de ellas cuando eran menores. El documental fue suficiente para que las autoridades locales abrieran una “investigación penal póstuma”, la cual arrojó que el conductor abusó de al menos 300 personas en un lapso de cuatro décadas.
A la investigación se sumó el Ministerio de Salud británico, señalando que en 1989 Savile dirigió un equipo de supervisión en el hospital psiquiátrico Broadmoor, donde se especula que el afamado conductor abusó de pacientes vulnerables. En ese entonces, Broadmoor contaba entre sus pacientes a dos prominentes asesinos de Reino Unido: Ian Brady y Peter Sutcliffe.
Jimmy Savile y Peter Sutcliffe, El Destripador de Yorkshire, eran nativos de la ciudad de Leeds, por lo que nadie vio raro que, cuando se encontraron en el interior del hospital, se saludaran como un par de amigos que no se han visto en mucho tiempo.
Pero había algo raro: el 5 de febrero de 1977 la policía recuperó el cadáver de la prostituta Irene Richardson, de 28 años. Su cuerpo, con la cabeza destrozada, reposaba a unos cuantos metros del edificio en el que Jimmy Saville tenía su penthouse. A pesar de que ese asesinato se le adjudicó a Peter Sutcliffe, este siempre negó haber acabado con la vida de Richardson.
