Policía

Un cazador solitario de adolescentes

Entre el 22 de diciembre de 1978 y el 6 de noviembre de 1990, Andréi Chikatilo asesinó a casi 60 personas, la mayoría mujeres y niños. Las investigaciones de las autoridades de la Unión Soviética concluyeron que el hombre era un asesino en serie (el peor en la historia de aquella nación, por cierto), además de caníbal.

Chikatilo, El Carnicero de Rostov, fue encontrado culpable de 52 homicidios y condenado a la pena de muerte. En febrero de 1994, un verdugo en uniforme de soldado llegó hasta la celda que albergaba a Chikatilo. De forma amable, el uniformado pidió al condenado que lo acompañara. Tras caminar por un corredor, la pareja entró a un cuarto amplio con azulejo blanco.

No había un solo mueble, ni un cuadro, ¿un crucifijo quizás? Nada. Solo una coladera al centro. Por ahí escurrió la sangre de Chikatilo cuando su verdugo lo mató de un disparo en la nuca. El caso de Andréi Chikatilo fue ampliamente difundido por los medios locales e internacionales e incluso ha merecido al menos un par de películas.

Hay otro tipo de predadores rusos que carecen del carisma para ser cobijados por los medios. Son prácticamente desconocidos, pese a que la estela de sangre y de víctimas fue amplia y atroz. Es el caso de Sergey Golovkin, apodado El Pez o La Boa, quien nació en 1959 en Moscú, aún la Unión Soviética. De su adolescencia solitaria, en la que sacrificaba mascotas, Golovkin pasó al ensayo del crimen, al intentar violar a un muchacho en 1984.

En abril de 1986, Golovkin dio el primer gran paso hacia el homicidio serial, cuando conoció en una estación de tren a Andrey Pavlov, de 15 años. Navaja en mano, Golovkin llevó al adolescente a una zona boscosa, donde lo violó y posteriormente lo estranguló. Las autoridades señalan que el predador practicó actos necrofílicos con su presa.

En julio siguiente, Golovkin repitió el patrón de secuestro al bosque con un adolescente de 12 años. La variante fue que, en esa ocasión, la víctima no fue violada, pero sí desmembrada. En 1988, el asesino construyó una “cámara de los horrores” en el garaje de la casa que ocupaba. En ese lugar asesinó a ocho jóvenes de entre 10 y 15 años, a los que dedicó hasta 12 horas de abuso sexual. En un par de ocasiones, señala la policía, el individuo se divirtió con dos adolescentes a la vez.

Golovkin se deshacía de los cadáveres en una zona boscosa, a la que llegaba en auto. En octubre de 1992, dos personas que recogían hongos en la zona tropezaron con tres cadáveres. La investigación condujo a Golovkin. Los agentes que lo detuvieron fueron incapaces de arrancar cualquier información que comprometiera al sospechoso, por lo que tuvieron que liberarlo.

Sin embargo, un policía hizo a un lado el reglamento y, en lugar de dejar libre a Golovkin, decidió llevarlo a una habitación apartada. A la mañana siguiente, Golovkin había confesado todos sus homicidios. Su cuerpo estaba exento de golpes o heridas y él nunca declaró que su declaración hubiera sido arrancada mediante tortura. El 2 de agosto de 1996, Sergey Golovkin fue ajusticiado en una habitación grande con un balazo en la nuca, tal como había sido ejecutado Chikatilo.

Sergey Golovkin fue la última persona en ser ejecutada en Rusia, antes de que la pena de muerte fuera abolida en ese país. 

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@compalobo


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José Luis Durán King
  • José Luis Durán King
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  • Periodista; estudió en Historia en la UNAM y desde hace más de 20 años escribe la columna de periodismo negro “Vidas Ejemplares” en Notivox los jueves cada 15 días. Autor de los libros Gentiles caballeros del terror, Vidas ejemplares. Asesinos en serie y De la región al mundo.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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