Policía

Terror en Míchigan

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Apuesto, de buena presencia, que de él se esperaba mucho más de lo que fue: un asesino sádico, mutilador, que convertía a las mujeres en masas informes.

Entre 1967 y 1969, John Norman Collins impuso un régimen de terror en el condado Washtenaw, estado de Míchigan, donde fueron asesinadas siete mujeres de entre 13 y 21 años, raptadas por su verdugo antes de ser violadas, golpeadas brutalmente y cosidas a puñaladas.

La primera víctima fue la estudiante universitaria Mary Terese Fleszar, de 19 años, quien el 9 de julio de 1967 caminaba a su apartamento en Ypsilanti. Un joven a bordo de un auto Chevrolet, color azul gris, manejaba despacio su unidad, acompañándola.

Se desconoce si Mary Terese subió al auto del joven. El caso es que el cadáver desnudo de la muchacha fue hallado días después por dos adolescentes en una granja abandonada.

Los patólogos establecieron que el cuerpo presentaba moretones en rostro y torso, un indicador de que el agresor de Mary Terese la molió a puñetazos antes de asesinarla a puñaladas. ¿Fue violada? El avanzado estado de descomposición del cadáver impidió responder a esa pregunta.

La autopsia arrojó más datos: los pies de la víctima fueron cortados por arriba del tobillo; el pulgar fue removido y los dedos de una mano fueron rebanados en una tercera parte: uno de los dos antebrazos fue separado del cuerpo. Se desconoce cuál fue el destino de los apéndices mutilados.

Los siete asesinatos mostraron similitudes, por lo que la policía de Míchigan señaló, casi desde un principio, que enfrentaban a un multiasesino.

La mayoría de las víctimas fue asesinada en un lugar y arrojada en otro. En seis muchachas se pudo determinar que estaban en su periodo menstrual cuando fueron violadas. En el caso de Karen Beineman, el asesino introdujo una pantaleta enrollada en la vagina de la víctima.

Collins fue detenido una semana después de asesinar a Karen. Para entonces, las autoridades de cinco condados de Michigan habían unido esfuerzos y compartían información en un intento por capturar al predador.

Sin embargo, fue el azar el que intervino en favor de la policía local. Días después de que el cadáver de Beineman fuera descubierto, el policía estatal David Leik regresó a su casa en Ypsilanti después de unas vacaciones familiares.

Al bajar al sótano, Leik vio manchas negras en el piso de su sótano. Supuso que el sobrino de su esposa, John Norman Collins, había derramado pintura. El joven había accedido a cuidar al perro de su tía mientras ella estaba ausente.

Cuando Leik se presentó en la comisaría se enteró que Collins era uno de los sospechosos en los homicidios de Beineman y seis mujeres más.

Leik improvisó un equipo forense y regresó a su casa para analizar las manchas negras, pensando que se trataba de sangre. Era barniz de madera.

Sin embargo, para borrar de forma total la hilera de salpicaduras, los trabajadores movieron la lavadora, encontrando mechones de cabello. Pertenecían a Karen Beineman.

John Norman Collins, el hombre que odiaba a las mujeres, al que asqueaba el aroma de la sangre menstrual, fue juzgado y convicto solo por el homicidio de Beineman. Fue condenado a prisión de por vida. A los 72 años, cumple su castigo en la Marquette Branch Prison. 


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@compalobo


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José Luis Durán King
  • José Luis Durán King
  • [email protected]
  • Periodista; estudió en Historia en la UNAM y desde hace más de 20 años escribe la columna de periodismo negro “Vidas Ejemplares” en Notivox los jueves cada 15 días. Autor de los libros Gentiles caballeros del terror, Vidas ejemplares. Asesinos en serie y De la región al mundo.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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