Sociedad

La Rebeldía de Pensar

Llegó a mis manos – y a mi lectura- un libro de la colección Breviarios del Fondo de Cultura Económica titulado “La Rebeldía de Pensar”. El autor es Óscar de la Borbolla, filósofo mexicano que reflexiona sobre lo que significa una actividad intrínseca a lo humano: el pensar.

En la historia humana han existido grandes pensadores, teóricos, que han abierto brecha y camino para la acción. Pero lo importante del texto reseñado es darnos cuenta de lo revolucionario que es el pensar. Y sobre todo del pensar diferente a la mayoría. Martín Lutero lo hizo y promovió la reforma protestante que partió al catolicismo en dos –bajo las circunstancias muy específicas de las luchas por el poder de ese momento. Federico Nietzsche lo hizo y todavía sus textos son referentes en las grandes argumentaciones filosóficas. Isaac Newton y Albert Einstein lo hicieron, y la física tiene sus obras como referente en el conocimiento y aplicación de las leyes y principios de la naturaleza. Son solo ejemplos.

Y aquí les comparto unas perlas de este autor que caen “como anillo al dedo” [sin emular ni querer hacer remembranza de nadie] respecto de esta valiosa actividad de nuestro cerebro, mente y corazón:

“Cualquiera puede aprender a pensar, pero no cualquiera piensa. Lo que los seres humanos tenemos en común no es el pensar, sino la posibilidad de conquistar el pensamiento. Poder aprender a pensar no depende de la raza ni del sexo ni de la situación económica, ni siquiera del nivel de escolaridad, aunque esto último pueda facilitarlo. La escuela ayuda a pensar no por los contenidos que ofrece, sino por los análisis que suelen hacerse en las aulas.”

“Pensar, saber pensar, tampoco guarda una relación directa con el éxito [social]: hay sujetos lerdos, auténticos campeones en imbecilidad, que amasan fortunas inconmensurables, que se encumbran hasta la cima en el escalafón del poder, o que gozan de enorme popularidad y que nunca han pensado”. [En esta parte cualquier parecido con nuestra realidad es pura coincidencia]. Y continúa: “el éxito no es garantía de pensamiento. El pensamiento, por supuesto puede ayudar a conseguir el éxito; pero una cosa no se sigue de la otra, porque el éxito no siempre depende de factores que se pueden discernir.”

Y llegamos a la parte importante, cuando el pensar se convierte en crítica y la crítica como bandera del rebelde: “la crítica es una forma de pensar en la que se compara no con el propósito de hallar lo común, sino lo diferente: ese aspecto por el que una cosa nos parece mejor o peor que otra y, por ello, la crítica es siempre enjuiciamiento. En cualquiera de sus modalidades, la crítica es esa deliberación que nos permite pronunciarnos a favor o en contra de algo, que nos induce a preferir una cosa y no otra”.

A partir de aquí la crítica ejerce una función de rebeldía. Es revolucionaria y el poder (de cualquier tipo: político, económico, religioso, armado) le tiene un enorme pavor. Y es donde al conjugarse el pensar, el dudar, el preguntar, el criticar confronta los valores que hemos adquirido de las generaciones anteriores con nuevas perspectivas del mundo de hoy y nuestras circunstancias presentes. Y esa característica “revolucionaria” determina los quiebres y la tensión en nuestra evolución social: unos radicales, otros lentos. Pero en todos los casos siempre estarán unidos por esta actividad humana: el pensar.

Posdata muy crítica. Y cierro con una opinión que vale como parte del pensar, la confrontación de valores y el concepto de crítica de nuestro autor: El gobierno federal (Morena) nos ha dado una reciente muestra de la capacidad que tiene de convertirse en el gran hermano vigilante y entrometido que no desearíamos. El pasado día viernes 19, poco después de la hora del simulacro, todos nuestros teléfonos celulares (millones de aparatos -después lo supe) marcaron tono de llamada y recibieron mensaje, sin haber llamada ni mensaje. Y el texto más o menos decía que era una “Alarma” como parte del simulacro de protección civil.

Traté de saber cómo había sido tal intromisión a nuestra privacidad revisando el aparato: ningún mensaje normal, ningún mensaje de aplicación, de red, nada.

Ningún número de envío, nada. Ninguna huella. Una atrevida, indebida e ilegal intromisión a la privacidad en nuestros teléfonos. ¿El futuro ya nos alcanzó?

Imagínense dicho instrumento en manos de “hackers”. Vaya acción, realizada sin “pensar”.

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José Luis Castellanos González
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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