Vileza obliga, regatear las aportaciones del Gobierno de Nuevo León, encabezado por Samuel Alejandro García Sepúlveda, al combate contra la pobreza en el estado, es politiquería. El centralismo es malísima opción para el federalismo. Los morenistas de Nuevo León tienen que decidirse porque o son federalistas o son centralistas, a estas alturas del partido achilangarse no es opción. ¿Tampoco los empresarios regios contribuyeron a disminuir la pobreza? Quienes aseguran que la disminución de la pobreza es solo una hazaña de los gobiernos de la 4T, enfáticamente el de Andrés Manuel López Obrador, caen en una simpleza cognitiva. La ecuación no se resuelve porque, si así fuera, ¿por qué los estados del norte de México son, históricamente, menos pobres que los del sureste? ¿La 4T rescató al norte y no al sur?
Estados con más pobreza multidimensional: Chiapas, 66.0%; Guerrero, 58.1%; Oaxaca, 51.6%; Veracruz, 44.5%; Puebla, 43.4%. Estados con menos pobreza multidimensional: Baja California, 9.9%; Baja California Sur, 10.2%; Nuevo León, 10.6%; Coahuila, 12.4%; Sonora, 14.1%. Si la divisa de la 4T es por el bien de todos, primero los pobres, ¿por qué se arrojaron a “rescatar” a los ricos del norte y no a los pobres del sur? Acaso las entidades federativas norteñas, su población, sus gobiernos, sus empresarios, ¿nada aportaron a mantenerse en los índices con menos pobreza multidimensional? ¿Cómo aceptar, entonces, las declaraciones del senador de Morena, y apresurado candidato a la gubernatura, Waldo Fernández?
“El Gobierno del Estado también ha informado la disminución de la pobreza extrema en Nuevo León, y me parece que hay que ser justos y señalar que éste es un logro federal, y no un logro local. Los programas y las políticas públicas que tiene el Gobierno del Estado para reducir la pobreza extrema nada tienen que ver con la estrategia que se hace a nivel federal”. La cognición del senador de Morena revienta porque lo importante son las estrategias, no los fines. Reconoce tácitamente que la secretaria de Igualdad e Inclusión, Martha Herrera, y el Gobierno estatal redujeron la pobreza, aun así es un logro federal, no de Nuevo León. Vileza obliga, chilanguismo obliga, politiquería obliga.
En el sexenio anterior, el de Jaime Rodríguez Calderón, quien tuvo a Waldo Fernández como su brazo simuladamente izquierdo, la pobreza multidimensional registró, en 2018, 14.5% (moderada y extrema); en 2020 esa cifra aumentó al 24.3%. Variación: aumento de 9.8 puntos porcentuales entre 2018 y 2020. Waldo y El Bronco dispararon la pobreza en Nuevo León. Samuel García heredó la pobreza en 24.3%; para 2022 bajó al 16.0%, logrando una reducción de 8.3 puntos porcentuales; en 2024 se estima que la pobreza multidimensional alcanzó el 10.6%. Variación: reducción total de 13.7 puntos porcentuales entre 2020 y 2024… y sigue a la baja.
La pobreza cognitiva da para más. El último trienio, el de Waldo y El Bronco, tuvo como presidente a Andrés Manuel López Obrador quien, según la lógica del senador Fernández, aumentó la pobreza extrema en Nuevo León en casi 10 puntos. AMLO, según esa misma lógica de Waldo, castigó a Nuevo León. Y ya que se recorre esta ruta especulativa, para Waldo Fernández, ¿quién ha sido hasta ahora mejor gobernador, El Bronco o Samuel? Waldo ya cogobernó Nuevo León y sus resultados fueron mediocres: colaboró en disparar la pobreza en el estado.
Seguir la ruta chilanga no es la mejor manera de llegar a la gubernatura de Nuevo León. Desdibujar el panorama, mentir para quedar bien con Luisa María Alcalde, la lideresa de Morena que no entiende Nuevo León y sus dinámicas, es quedar mal con los ciudadanos del estado. La política es tangible en la medida que se sirva tangiblemente a los ciudadanos, no con politiquería verbal y saltarines cambios de camiseta porque, es cierto, “el alma no se lava en la ducha”.