La experiencia democrática que construimos el domingo 10 de abril marca un parte-aguas coyuntural en la historia de la consolidación de los procesos democráticos en México. Es bien cierto que en democracia estamos muy lejos de la perfección y los estadios ideales, sin embargo, me parece muy sano para cualquier democracia el que haya este tipo de ejercicios constitucionales. Se trata de una evaluación que, como sistema, no es una costumbre en este país.
Esto de evaluar ocurre con muy poca frecuencia en cualquier ámbito en México: no solemos evaluar, ni hacer seguimiento de programas, ni de políticas, ni de sistemas como el educativo u otros. Y otrosí… La consulta constitucional de este tipo sirve para sentar el precedente para corregir el rumbo, de ser el caso, de los gobiernos en el futuro cercano, y aun a largo plazo, a mitad de sexenio.
Y más, la consulta para revocación se instrumentó para que pudieren ejercer su derecho a revocar si hubiesen reunido los votos requeridos para tal efecto… pero no fueron capaces de organizarse, ni de convocar a sus fantasmas y entelequias.
Después de la jornada, las ocurrencias brillan: “Con nuestra abstención expresamos nuestra postura en contra del gobierno”, dicen ahora con ánimo de derrota. Sería bueno para ellos que pudieren tener conciencia respecto a que las consultas y las elecciones se ganan con votos efectivos, no con intenciones, ni sofismas, ni con sueños, ni fantasías.
Comprender que el voto es una obligación democrática superior que exige una elevada concepción de la política, como instrumento eficaz de participación objetiva y verificable. Sin falacias, ni elucubraciones trasnochadas. El sufragio ha de ser efectivo para que cuente. La abstención, en este caso, no lleva mensaje alguno, ni provoca efectos. Votar es una obligación cívica y un deber constitucional además de un derecho para ejercer. Votar es el instrumento válido y más eficaz para la democracia.
Tuvieron en sus manos la oportunidad de revocar el mandato de Andrés Manuel. Y sus gurús los confundieron, les debilitaron, les restaron fuerza y finalmente los llevaron al despeñadero. El triunfo de la democracia fue contundente a pesar de todas las estratagemas para provocar un proceso fallido. Es realmente sorprendente que haya quienes desean fervientemente que fracase el gobierno y que, por ende, fracase México. Ahora sabemos que su silencio es nuestra fuerza. Se trataba de que ustedes ejercieran su derecho a revocar el mandato.
Como siempre, no supieron cómo hacerlo y fueron incapaces para ponerse de acuerdo. Me conmueven… son tan insignificantes sus posturas: NO VOTAR es de COBARDES. Votar es de espíritus e inteligencias superiores. El voto es transformador. JFA
Jorge Fernández Acosta