Política

Las motivaciones de un dictador

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  • Las motivaciones de un dictador
  • Javier García Bejos

El pasado jueves 9 de marzo, Xi Jinping se erigió como presidente de la República Popular de China por tercera ocasión, rompiendo así con la tradición que establecía que los presidentes de ese país solo podían permanecer en el poder una década (dos mandatos de cinco años) y convirtiéndose con esto en el político más poderoso del gigante asiático después del dictador Mo Tse Tung.

Las ambiciones de Xi Jinping para perpetuarse en el poder ya habían quedado bastante claras cuando modificó la constitución en octubre de 2022 y se reeligió con unanimidad como secretario general del Partido Comunista Chino por tercera ocasión, lo que vaticinaba un tercer mandato al frente del país, lo cual ya ha sucedido.

Sin embargo, el sendero al poder absoluto para Jinping no ha sido nada sencillo. Heredero de una estirpe familiar que padeció las purgas de Mao y sin la formación académica de sus camaradas de partido, el actual presidente de China ha tenido que sortear diversos obstáculos para nada sencillos para llegar al lugar en el que está hoy.

Su visión de China es clara, él la visualiza como el país más poderoso sobre la Tierra, y esa ambición es el leit motiv de su carrera política y en su filosofía de vida no soltará las riendas del poder hasta conseguirlo. Sus acciones así lo demuestran.

Nostálgico de la Unión Soviética y ferviente defensor de los valores que la hicieron posible, para Jinping el error que provocó la caída de la URSS residió en su apertura política. Algo en que en su ideario político jamás podrá pasar en el país que gobierna desde 2012 -y todo indica que lo gobernará de por vida- ya que hoy más que nunca y ante la presión y asedio de los países occidentales, el líder Chino hará todo lo que esté en sus manos para impedir que el poder de Washington socave sus ambiciones.

Ya en octubre de 2022 y en la Asamblea Nacional del jueves pasado, los discursos grandilocuentes y los llamados a la entrega total a la causa China y a la sumisión, resonaron con fuerza en el Gran Salón del Pueblo -vaya ironía el nombre del lugar, dado que ningún chino de a pie tiene injerencia en las decisiones que ahí se toman- dejando de manifiesto que China, o más bien su líder, no está dispuesto a ceder ni un ápice del terreno ganado en los últimos 30 años frente a las potencias de Occidente.

Como lo señala el escritor Kerry Brown en su libro Xi: A Study in Power”. “El mayor error que comete el resto del mundo sobre Xi es no tomarse en serio su fe” y esa fe, ese Dios, es el Partido Comunista.

Javier García Bejos


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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