Política

La salsa no me salía buena

  • Ekos
  • La salsa no me salía buena
  • Javier García Bejos

El hambre es un problema que lastima profundamente a la sociedad. En un país como México, es difícil aceptar que el desarrollo y el progreso de las últimas décadas hubieran dejado a millones de mexicanos alejados de niveles mínimos de bienestar, mexicanos que no pudieran comer de manera suficiente y variada, de manera nutritiva.

Hace más de dos años, el Presidente Enrique Peña Nieto decidió que su gobierno impulsaría la Cruzada Nacional contra el Hambre, esa gran tarea que fue abriendo Comedores Comunitarios en los lugares más pobres, con marginación y más necesidad. Esos comedores se convirtieron en el espacio en donde niñas y niños, así como adultos mayores, encontraron la oportunidad de desayunar y comer de forma balanceada, dando un paso definitivo en pos de un mejor día y poco a poco también de una mejor vida.

La clave de estos Comedores Comunitarios, es que se vuelven centros de reunión para la comunidad. Son espacios que cuidan los propios vecinos; su operación depende de cuando menos 20 heroínas, que se encargan de atender, servir y cocinar para su comunidad. Lo hacen con el abastecimiento que llega periódicamente por parte de la Secretaría de Desarrollo Social, cuidando poder servir más o menos 250 raciones diarias. El reto de la cruzada es enorme, no solo porque hay que abrir comedores y abastecerlos, sino también porque su éxito depende del trabajo voluntario de las cocineras.

En el Estado de México, el gobernador Eruviel Ávila decidió darle estabilidad al programa con el equipamiento de estos comedores; refrigeradores, ollas exprés y licuadoras industriales fueron parte fundamental del apoyo que el gobierno estatal brindó a la cruzada. Pero más importante aún, fue la afiliación de más de 20 mil mujeres al programa ¨Mujeres que Logran en Grande¨, para convertir a estas heroínas en consentidas de las políticas públicas.

Además, estas voluntarias fueron becadas para recibir los cursos en gastronomía que ofrecen las Escuelas de Artes y Oficios (EDAYOs). Estos cursos, que ya han beneficiado a más de 10 mil mujeres, implicaron el diseño de un recetario especial y que las voluntarias recibieran una capacitación intensiva durante 25 horas para cumplir con el reto que tenían. Al término de la capacitación, recibieron su constancia con validez oficial, y sin querer, al mismo tiempo las animamos a que también acabaran la primaria, siguieran con su capacitación en las EDAYOs y por qué no, pusieran su negocio a través del programa de Fomento al Autoempleo.

En Xonacatlán, en una retirada comunidad llamada Mimiapan, se abrió un Comedor Comunitario que ahora es orgullo de los vecinos. "La güera¨ hace las funciones de Jefa del Comedor, y se encarga esmeradamente de que la gente coma bien y esté contenta. Con orgullo, me contó cómo en las tardes los adultos mayores han encontrado en el comedor un espacio para pasar el rato, platicar y convivir.

Alguna vez, desayuné unos huevos revueltos ahí, compartiendo la mesa con la güera escuché la historia que les era común: todas cocinaban muy rico en su casa cuando lo hacían para cuatro, seis o 10 personas, pero cuando había que hacerlo para 250, entonces, me dijo la güera, ¨la salsa no me salía buena¨.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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