Cuando Cri-Cri cantaba aquello de la Patita va al mercado con su rebozo de bolita y su bolsita del mandado nunca imaginó que un día la cosa se volvería obligatoria. No el rebozo de bolitas que es opcional, sino la bolsa del mandado que ahora es obligatoria. Uno de los símbolos del valemadrismo ecológico, la bolsa de plástico en todos su formatos, está en peligro de extinción en la Ciudad de México y nadie hace nada. Salvo algunos patriotas que se han manifestado melodramáticamente por el síndrome de abstinencia del polímero, ese precioso material que tiene el superpoder de la permanencia infinita sobre la faz de la Tierra, un poderoso e indestructible representante de la inmortalidad que sobrevivirá más aún que las cucarachas que se arrastrarán entre los escombros de la nueva guerra que Donald Trum está construyendo como un muro mientras tuitea con furor forense y patrioterismo incluido. Y para ello Donald recurrirá al método Harvey Weinstein trepado en andadera para ganar compasión.
Como quiera que sea, un paisaje sin bolsas plastificadas es como la llamada “peor cárcel de Estados Unidos”, MDC Brooklyn, sin García Luna Productions llorando. Un bonito lugar donde el legendario creador de las telenovelas boloristas podrá repensar las cosas y, en una de esas —si es que no acaba peor que Ray Liotta en Buenos muchachos en un programa de protección de testigos solo para Godínez— estaría pensando en no irse solo al averno y que se puede llevar a algunos ex presichentes jelipistas entre las patas. ¡Ese sí sería un peliculón!
Algo que solo podría ser superado si Darth Bartlett se dejara de tanta tensión dinámica, y en un afán por apoyar a la Cuarta transformeichon, se declarara culpable hasta de la caída del imperio otomano para quitarle a la oposición su chivo expiatorio. Algo que sería terrible para el panismo paniaguado que si con ese punching bag no pudieron bajar a Amlove de 70% de aprobación —según revelan las encuestas más recientes— si se sacrifica a don Manolo de plano los antílopez desaparecerían peor que el PRD.
Sería una lástima que por esta clase de medidas populistas, el día de mañana cuando alguna civilización extraterrestre venga a hacer un recuento de los daños, no encontrara esas legendarias bolsas de colores turbios y oxidados resistiendo los huracanes radioactivos que prometían hacer a America great again al ritmo de ¿qué me trajiste mamá cua-cua?
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@jairocalixto
