El que multilateraliza primero, multilateraliza dos veces; así reza la leyenda de aquellos que más allá de las horas de trabajo burocrático enfrentan al fantasma que recorre el mundo: el fantasma del populismo, esa cosa sin nombre que obsesiona al hombre y es movido por el malvado Lucifer.
Si se pudieron vencer a las ideas exóticas del comunismo primitivo, con toda probabilidad y una pequeña ayuda de los multilateralismos sin adjetivos, el populismo acabará como debe acabar, peor que Infraiber, que se atrevió a cuestionar las maravillas de OHL. Esa pobre gente es muy probable que termine como el otrora exitoso funcionario que llegó a encabezar con admirable arrogancia el Conacyt sin haber acabado la primaria, Fausto Alzati —Falzati, para los amigos— y que luego de pasar de chamba en chamba amparado en el tricolor, anuncia como el inolvidable Kokín, en su momento, que “Necesito work”. Pero los tiempos han cambiado, somos menos superficiales y hoy no nos importa que el nivel educativo en la Cámara de Diputados sea menor que el de Catémoc Blanco.
Como quiera que sea, ya cuando un priista vive una triste situación como la de don Fausto debe ser porque la crisis que dice Videgaray que no existe tiene la benevolencia de la Degolladora de Chimalhuacán.
Aunque ya viéndolo bien, esta agente de Tanatos no es tan ruda como aquellos que ya buscan linchar a los 43 de Ayotzinapa solo porque podrían, tal vez, a la mejor, posiblemente, no ser químicamente puros. O sea, ya nada más falta que los acusen de conflictos de interés y de ser hijos de Trump.
Bueno, hay que reconocer que toda esa histeria se desató antes de que el secretario de Gobernación afirmara que “no estamos buscando una verdad oficial”. Bien hecho, no se puede tener menos credibilidad que la Volkswagen.
Ya se sabe, las verdades históricas son como las pompas que dan pena.
O como las candidaturas independientes que pasaron de ser una alternativa interesante que puso a parir chayotes a los nada multilaterales partidos políticos oficiales, a convertirse en un peligro para México gracias a los propios partidos que los acusaron de ser más ambiciosos que Jack Warner, quien, por cierto, podría estar en la CTM.
Mientras los partidos y los políticos sean peores que la FIFA y Joseph Blatter no habrá de otra.
Lo bueno es que con el generoso subidón del salario mínimo a 70.10 pesos como un bono de la multilateralidad y las reformas estructurales, en este país de desigualdades pronto seremos cada vez más iguales, que no es lo mismo pero es igual.
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