La ultraderecha, como la ignorancia, es temeraria. Por eso en sus publicaciones en Facebook la buena gente de Pro-Vida, animada por la tanga de Serrano Limón, la medieval pero enjundiosa defensa de sus creencias va ilustrada con una imagen de la Virgencita del Tepeyac en una versión fotochopeada pero fervorosa para que parezca una rubia de categoría, es decir, que lo que San Juan Diego dio a conocer en su ayate como la “Morenita del Tepeyac” de pronto se convierte en “La rubia que todos quieren”.
A lo mejor fue la misma experiencia mística que vivió el expresichente Jelipillo cuando le entregó la Medalla al Mérito Policial a Luis Cárdenas Palomino, brazo derecho de García Luna Productions, el verdadero Señor Telenovela, que hoy es acusado por la fiscalía de Estados Unidos de estar vinculado al Cártel de Sinaloa como muchos en ese bonito sexenio de la vida y del amor. Claro, CaldeRón lo negará todo y dirá que padece anemia y Alzheimer selectivo y que de este muchacho no se acuerda, como de ninguno de los atracos que pasaron durante su muy difícilmente olvidable periodo presidencial. Ya lo oigo espetar con su habitual sabiduría que él, categóricamente (¿fantasmagóricamente?) acepta conocer solo las palomas de tequila con Squirt, pero no los palominos en fuga.
Y claro, si me lo llegaran a acusar y a detener, don Jelipe primero se declarará preso político como el Aguado de Guaidó, y luego querrá que le den el mismo trato que a Lozoya Lozoyita, pero para conseguirlo tendrá que romper la Omertá y hacerle como Chente Fernández: no dejar de cantar mientras el público no deje de aplaudir.
Si fuera el caso, el esposo de Margarita podría hacer de una vez lo que la familia de Osorio Chong, que en este momento deben estar amparando hasta al perico. Digo, para no estar pasando aceite como Billy Álvarez, de la máquina celeste de la Cruz Azul, que ahora anda a salto de mata por tratar a la cooperativa, dicen, como el PRIAN hizo con Pemex, apelando a la lógica huarachuda y sin cepillar de los agronitrogenadoshiperenajenados.
No se sabe en qué va a terminar todo esto, espero que muchos haciéndole compañía a Chayito Robles, pero ya nomás de ver a varios intocables sufriendo de hiperhidrosis y dispepsia, ha valido la pena.
De Ramón Pequeño, fantástico policía de la época dorada del calderonato, que podría estar a la altura de Tomás Sembrón, mejor ni hablamos.
¡Saquen los borolianos Palominos en fuga!
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@jairocalixto