Cuando oigo y leo las sesudas reflexiones de nuestra comentocracia nacional, me siento igual de decepcionado que Charly Salinas cada vez que piensa en todo lo que invirtió en la educación de Emiliano para que terminara siendo latigueado por el líder de una seudosecta satánica para fifís medio masocas. Tanto que invertimos en su educación para que nos salgan con ideas premodernas que parecen dictadas por Gilberto Lozano. Y es que de otra manera no se entiende por qué razón AMLO tenía que abandonar a las víctimas de las inundaciones en Tabasco, para irse en chinga a besarle las patrullas a Joe Biden. O sea, los de la “Eh, la BOA” con Krauze por delante exigían que Andrés Manuel reaccionara como el expresichente Jelipillo que luego luego de manera nada arrastrada sacó sus fotos con Biden, a ver si le dan chamba de barman en la Casa Blanca, especializado en jaiboles, cubanderas y ron Potosí. Y claro, si hubiera hecho tal tontería, lo hubieran acusado no solo de “imprudente” por no esperar las resoluciones judiciales, sino de entregar a la patria a los intereses del Tío Sam.
Ya los conocemos, son los mismos que ante cualquier comentario del Presidente hacen la neymariña y se azotan, aunque haya chayotes (o por falta de ellos) alegando censura y peligro para la libertad de expresión. Eso sí, ante el bajón de switch que le aplicaron las televisoras a Trump, incluyendo su amada Fake News, digo Fox News, aplaudieron rabiosamente. Digo, aunque Donald se estaba poniendo como Javier Lozano y Lily Téllez juntos, estos medios no tendrían porqué erigirse en big brothers del Big Brother anaranjado apagándole la luz, sino refutar con datos duros e información la sarta de mentiras que estaba vomitando.
Es sorprendente cómo estás lindas y estudiadas personitas te pueden echar en cara sus títulos nobiliarios, para que luego como la dotora Dresser salga retuiteando fake news o vulgaridades que hubieran ruborizado al Perro Guarumo. Dejen me persigno.
Cualquiera diría que a nuestros intelectuales krauzistas (don Enrique es tan valiente y democrático que acomodó su cuenta de Twitter para que solo pueda recibir adjetivos positivos de su fanaticada y ninguna respuesta de sus críticos) los están asesorando Paty Navidad, Eduardo Verástegui y Cepillín. O don Claudio X. González, que se siente el Keith Raniere de la ultraderecha sin atributos.
Lo que natura no da, ni el CIDE ni el ITAM ni Harvard prestan.
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@jairocalixto