Me pudo encantar la reacción madura de la oposición y los críticos del malvado Amlove, al aparecer varias encuestas donde, gracias a Dios y a los bots, se le pone al borde de un ataque de nervios por perder popularidad. Bueno, hagan de cuenta de que Chayito Robles había ganado un amparo, que Juan Collado podía ejercer desde el tambo y que García Luna les iba a prestar alguna de sus propiedades en Miami para que fueran a un concierto de Pitbull al ritmo de dámelo, nena, dámelo. Sacaron el confeti, los espantasuegras, abrieron el champán y casi que le piden a Jelipillo, ese gran feminista, que les haga un hijo como el timbaburrito.
Digo, quizá fue un poco exagerado que hicieran la Roqueseñal al ver estas cifras, pero se vale el entusiasmo que ya lo quisiera la Monumental del América un sábado cualquiera.
Sin duda, hay un bajón importante que no se puede soslayar, aunque el apoyo se siga viendo (un promedio de 62%) porque tiene que ver con los rubros que más le interesan a la población: seguridad y economía, y mientras más se tarden en generar resultados esto corre el peligro de irse deslizando. O sea, aun tomando en cuenta que la cosa no está nada fácil, no se puede seguir alegando que todo es culpa del neoliberalismo (ya sabemos que el capitalismo salvaje no ha sido ni depredador ni explotador ni saqueador ni nada de esas cosas, y que lo suyo, lo suyo es el humanismo y la solidaridad) ni de la corrupción (la corrupción apenas costó algunos cientos de miles de millones de pesos que constituye una de las tradiciones culturales más bonitas del país -diría mi licenciado Peña- y todos sabemos que de ninguna manera incide en el desarrollo de la patria), es tiempo de meterle watts antes de que esto se ponga más feo.
Digo, está bien que Amlove se vanaglorie de ser necio, pero es momento de hacer un corte de caja, entrarle a los temas de manera perrona (hay que entrarle muy bravamente y acabar con el feminicidio), deshacerse del lastre, como esos legisladores morenistas que puras pendejadas proponen (la senadora que en vez de luchar por la legalización del aborto, propone que en vez de cárcel las mujeres que interrumpan su embarazo mejor hagan trabajo social; o el otro senador que quiere prohibir el reguetón por ser misógino, manchado y ojéis —que reina en el territorio de la música horrible—, en un tonito medio borolista), y ¡a darle, que es mole de olla!
Lo de menos son las encuestas.
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@jairocalixto