Política

Hoy también es 8 de marzo

“...Me inquieta pensar que inventamos que hay futuro, que vivimos gracias a que pensamos que vamos a mejorar, y con esta crisis, como con todas, la realidad sigue siendo lo incierto. Esta incertidumbre me tironea bastante y me hace sentir que no hay tanta confianza en el futuro...”.

Marcela Lagarde

Al cumplirse una semana del pasado viernes 8M, fecha emblemática para el movimiento de las mujeres feministas, el balance de las presencias, exigencias y ecos presentes y futuros no podría reducirse a una numeralia que solo considere a las mujeres que asistieron a las marchas, de aquellas que participaron de distintos mítines, o de las muchas que optaron por no hacer visible en calle sus presencias. Menos aún en las relatorías parciales de los monumentos o edificios afectados, o de las consignas colocadas en espacios públicos.

El 8M es un día que atraviesa el calendario y sus 365 días porque visibiliza lo que miles de mujeres hacen diariamente en este país, caminar, acompañar y exigir por sus vidas e integridades al tiempo de hacerlo por todas las demás, incluidas aquellas que siguen cuestionando el sentido y el accionar político de un 8 de marzo.

Claudia Alejandra: Yo te nombro, nosotras sí te nombramos.

El cuerpo cortado en pedazos de Claudia Alejandra Negrete de 46 años fue encontrado el pasado 17 de febrero de 2023 en el municipio de Silao, al interior del domicilio de su presunto victimario.

Claudia era originaria del municipio de León, una semana antes había sido denunciada su desaparición por sus familiares. El feminicida tuvo tiempo suficiente, las autoridades llegaron tarde, una vez más.

(…) Mi madre era mujer valiente, se enfrentó a muchas situaciones donde sabiéndose vulnerable y solo acompañada de mi abuela siempre salió adelante (…) Fue muy valiente, insisto, siempre preocupada por nosotras (…) Apenas hace poco pude entender que su lenguaje del amor era completamente diferente al mío, me costó trabajo entender que su forma de expresarse era en su papel de proveedora, no había mucho tiempo para nosotras, en cambio, ella lo suplía por todo aquello que pensaba necesitábamos (…) La realidad es que nosotras, yo la necesitaba a ella. (…)

(…) Nos hizo falta tiempo, mi mamá trabajaba todo el día, cuando era yo pequeña recuerdo que sus jornadas eran de 8 de la mañana a 8 de la noche, siento que trabajar de día y noche explica la vida que nos dio a mi hermana y a mí, nunca nos faltó nada, solo ella (…).

Son las palabras y recuerdos de Paulina Alejandra, de 21 años, la hija mayor de Claudia, una joven estudiante de la licenciatura de economía y apasionada del arte. En el momento de nuestra conversación han transcurrido apenas unas horas del hallazgo del cuerpo de su madre destazado y colocado bolsas negras. Su entereza, amabilidad y obligada valentía me hablan de su sólida crianza y de sus principales formadoras, su abuela y su mamá. Una tribu de mujeres que se completaba con la presencia de una hermana menor, ¡cuántas familias de mujeres invisibilizadas ante la mirada oficialista de un conservadurismo que sigue invocando a las familias tradicionales!

Claudia estudió la secundaria, con el acompañamiento afectivo de sus hijas logró terminarla en su etapa adulta. El siguiente paso era que se inscribiera a la Prepa con el propósito de que pudiera buscar nuevos y mejores empleos. Vendedora y encargada de tiendas fueron los espacios que le permitieron sacar adelante a sus hijas, hasta entonces.

La infancia de Claudia no fue distinta a la de sus hijas. Un padre ausente, la abuela debió trabajar para dos hijos, Claudia y un varón a quien le llevaba diez años de diferencia, la figura de la hermana-madre, en tanto la mamá de ambos trabajaba todo el día. Infancias que se desarrollan y sobreviven entre ausencias y cuidados entre pares.

Paulina refiere desconocer la relación de sus padres (…) nunca le pregunté a mi mamá ¿para qué desgastarme en preguntar por un hombre que no quiso estar con nosotras? (…)

Cuando ella nació su mamá tenía 25 años, un embarazo no planeado. Cuando llegamos a este momento de la conversación, una Paulina que no dejaba de sorprenderme en cada palabra me comparte que apenas 4 años antes de la desaparición de su mamá ésta le había confesado que había intentado abortar al saberse embarazada. Si bien las primeras emociones de lo que parece, una atípica confesión, generaron en Paulina cierto conflicto, con el paso de los meses esas emociones se transformaron en un nivel de comprensión y empatía con su mamá (…) mi mamá no se lo esperaba, era obvio que ella tenía otros planes en su vida ¡y es válido! (…).

El feminismo me hizo nombrar el feminicidio de mi madre

La figura de autoridad era la abuela, las ausencias de la madre así establecieron las reglas. Un punto de conflicto permanente entre ambas era la relación que Claudia sostuvo durante casi 15 años con quien finalmente sería su feminicida. De este tiempo, un año compartieron el mismo espacio, la relación con las hijas nunca fue buena, era intolerable.

(…) No lo toleraba, su forma de hablar, su forma de hablar, su caminar este señor y su vibra me indicaban algo. Jamás me cayó bien. (…) En ese entonces yo tenía 13 años, yo no entendía porque mi abuelita me pedía que no me pudiera short en mi propia casa, ahora comprendo el miedo que pudo sentir mi mamá al estar con él en su casa (…). Una mamá que se enamoró, así lo nombra Paulina, mi madre comenzó a normalizar conductas, y no supo cómo salirse de ahí (…).

La primera en anticipar lo que podría ocurrir con un hombre que despertaba más dudas que confianza fue la abuela, no quiero que lo vuelvas a traer a la casa, ese hombre un día te va matar. Una predicción fundada.

Claudia al saberse cuestionada, en una relación en la que no asume la violencia y subordinación, responderá de forma agresiva y defensiva a los comentarios familiares. Silencios y enojo con la sobreviviente, un círculo de emociones que favorece al victimario.

Cuando no estaba con él, su carácter cambiaba ella se mostraba tranquila. La relación entre Paulina y su mamá estrenaba una nueva y mejor etapa en el último año, con el ingreso a universidad y el consecuente cambio de residencia los espacios de convivencia vía telefónica y algunos fines de semana hicieron del tiempo espacios más aprovechables.

Los últimos años de convivencia entre madre e hija estuvieron enmarcados en la conciencia feminista que ya atravesaba la formación de Paulina, quien pertenece a esa generación de la primavera violeta #24A- #VivasNosQueremos. Era 2016, nos dimos cuenta de que al menos 11 varones asesinan a una mujer cada 24 horas.

La participación de Paulina en el activismo feminista le resultó agotador, doloroso mucha violencia en contra de nosotras, tomó distancia. Decidió regresar con el feminicidio de su madre.

(…) Mi mamá siempre se enojaba porque iba a las marchas, muchas ocasiones me encontró con las manos llenas de aerosol a mi regreso de actividades de protesta, ella solía decirme que no eran las formas (…) Mi respuesta era, mamá, es que no nos escuchan, no hay justicia, si un día tú me faltas lo rayaría y lo quemaría todo (…).

Que mi voz sea para todas

En diciembre de 2022, con motivo de la navidad, sería la última fecha donde ambas estuvieron reunidas. Vio a su mamá contenta, tenía tres años que había concluido su relación con el victimario. No había habido contacto durante ese tiempo, hasta el mes de enero. Las hermanas comentaban el posible regreso de la pareja con preocupación, esos tres años que estuvo sin él ¡era mi mamá!

En la última conversación vía telefónica entre ambas, dos días antes de la desaparición de Claudia, hablaron del futuro universitario de Paulina. En ese momento ambas pensaban que había futuro.

(…) Estoy enojada, enojada con él…me quitó a mi mamá (…) Nos quitó el derecho a pensar en el futuro (…) En estos momentos no quiero justicia, quiero venganza (…)

Antes solo pude abrazar a mi madre, no tenía mayores posibilidades. Marcharé el próximo 8 de marzo, y todos los 8 de marzo, de ahora en adelante no dejaré de hacerlo (...) Las mujeres deben de saber que el feminicidio existe y todas estamos en riesgo (…)

Es marzo 2024

En medios de comunicación estatales a una semana del #8M2024 se destaca, “durante los últimos días, se ha activado el Protocolo Alba en Guanajuato para denunciar la desaparición de cuatro mujeres, provenientes de Celaya, Silao, Salamanca e Irapuato”.

¿Cuándo naturalizamos en Guanajuato la diaria desaparición de mujeres y niñas? Hoy también es 8 de marzo…


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Iovana Rocha
  • Iovana Rocha
  • Activista insistencialista, feminista de lo cotidiano y aprendiz de la prosa intimista. Escribo sobre las historias de vida de las otras mujeres como un acto de justicia y transgresión.
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