Política

¿Dónde está María José?

...Para una madre es muy duro ver el amanecer, el atardecer y ver que su hijo no está...

(Metodia Carrillo, madre del normalista Luis Angel Abarca)

30 de agosto, Día internacional del desaparecido. “La desaparición forzada es un flagelo que ni te mata ni te deja vivir” [Colectivo una luz en el camino]

Culminaba el 2018. Esa tarde atravesaba mi cuerpo la angustia de haber concluido una larga conversación con una de las muchas víctimas de feminicidio de este país. A Sandra le habían asesinado a su hermana en febrero de 2017 y recién el juicio parecía tener fin con la presentación de un responsable y una sentencia.

Nuestro diálogo de más de siete horas se concentró en destacar los cortos y eternos momentos, la complejidad de emociones, el desgaste, las anécdotas de familia y amigos que suelen ser aliados de estos dolorosos caminos. Una sentencia que ponía fin un juicio, no así al pausado e intermitente duelo. En palabras de Sandra “las familias que atravesamos por un proceso de justicia debemos postergar nuestro duelo...después de dos años, ahora debo atender la ausencia y el dolor no resuelto...”.

Esa última reflexión fue la imagen de nuestra despedida aquella tarde. En una necesaria pausa elegí, después de caminar por más de 40 minutos, la compañía de un café y un libro. Apenas habían transcurrido 20 páginas, cuando llegó a mi celular la notificación de una solicitud de amistad, al verla, identifico la imagen de una niña que no parecía tener más de un año, unos ojos grandes, espontánea sonrisa y un cabello corto.

De inmediato me recordó la imagen de mi amada sobrina, ambas con gestos similares de infinita ternura. A la foto de perfil la acompañaba una leyenda que cambió mi expresión: buscando a María José Monroy Enciso, con esta imagen algunas más eran visibles, ¿Dónde está mi hija María José? Robada con violencia, México 21.09.2010 a la edad de 11 meses.

De inmediato regresó a mi cabeza Sandra y su familia, mis pensamientos se agolparon y comenzaron los cuestionamientos “dos años exigiendo justicia... ¡qué eternidad!... ¡y ahora tengo frente de mí la imagen de una niña que no aparece desde hace 8 años! ¿En qué clase de país vivimos? ¿Quién es capaz de soportar tanto dolor y espera?”. No pude seguir leyendo, opté por un segundo café mientras mi cabeza explotaba de indignación, preguntas, miedo e infinita angustia.

Acepté la solicitud de amistad y con ello inició el diálogo, con la que –sabría minutos después– se trataba de la desesperada e incansable madre de María José.

A continuación, reproduzco extractos de nuestra conversación que tuvo inicio en línea para culminar en un diálogo nocturno vía telefónica. Era una noche helada. Cada palabra de Maribel aumentaba mi ansiedad. Recuerdo haber iniciado la conversación en un sofá. Pasé por una silla. Estuve al borde una cama y terminé en el piso recargada en posición fetal en una esquina de mi habitación... ¡que ganas de haber estado ahí para abrazarnos!

...Maribel Enciso, una mujer de 40 años, formada en el área de optometría y corresponsable de tareas del hogar con su pareja desde hace once años.

Ambos combinaban el ejercicio de sus profesiones con el proyecto de familia, así lo planearon y así ocurría cuando llego a sus vidas María José. Tenían entonces dos años juntos y una multiplicidad de proyectos y sueños que nacieron junto con su primera hija.

Como toda mamá, según recuerda Maribel, al cuarto mes de embarazo comenzó a imaginar su vida con su hija, actividades de complicidad y gustos que ya proyectaba compartidos. En el momento de su nacimiento tuve un poco de temor, pero todo pasó cuando la escuché llorar, era el 14 de octubre del 2009.

Inician los desvelos en tanto comenzaba a conocerla, le gustaba mucho dormir... ¡yo tenía que despertarla para que pudiera comer! Su voz cambia cuando recuerda estos momentos. Eran los primeros meses de su primogénita, Maribel estaba completamente dedicada al cuidado de su hija, así lo acordó con su pareja con el propósito de ir identificando las necesidades de la niña.

Al medio año la pareja considera que es tiempo de llevar a cabo un proyecto que tenían tiempo visualizando y que le permitiría a Maribel combinar su maternidad con su profesión al tiempo de contribuir a la economía familiar, la apertura de una Óptica en un conjunto de establecimientos que según les habían dicho ofrecerían servicios de salud, todos estos ubicados en Héroes de Tecamac, uno de los 125 municipios que conforman el estado de México, un territorio que en los últimos años destaca en nota roja a nivel nacional, “el caníbal de Tecamac” (un hombre que mató a sus hijas y esposa), oleada de secuestros, feminicidios, etc.

Yo ya había visitado una guardería pero me la aceptaban a partir de un año, la idea inicial era llevarla por algunas horas cuando tuviera la edad, en tanto, yo la llevaba conmigo a trabajar le coloqué una silla y su carreola...Era muy tranquila, yo podía cuidarla y atender a los clientes, no había ningún problema hasta que llegó el mes de septiembre del 2010.... Al llegar a este punto de la conversación Maribel recupera aire y percibo comienza a temblar su voz, no se lo comento pero ya en ese momento yo siento un frio inusual.

Llegó un tipo, que como cualquier otro cliente, solicitó un examen de la vista. Entró, le realicé el examen, pero si noté algo extraño en él. Volteaba a ver a todos lados e incluso mi hija de entonces once meses, en algo inusual que ahora interpreto como un presentimiento por parte de ella, saltó de su silla en cuanto lo vio, como asustada.... Al término de evaluación él se retira, regresará a las dos semanas “para solicitar sus lentes”.

Maribel reconoce “al cliente”, al que ve llegar en una bicicleta permitiéndole el ingreso. Él trae consigo una mochila, ella tiene a María José en los brazos, de inmediato a su ingreso él cierra la puerta. Una serie de nefastas coincidencias ocurren ese día, la dentista del local de al lado no había ido a trabajar, los demás consultorios iniciaban labores más tarde. Eran ellas dos y él.

“Este es un asalto”, Maribel recuerda que no tuvo resistencia, que se lleven lo que sea, entonces ella pensaba que se trataba “solo de un asalto”. Él comenzó a golpearla, ella estaba muy asustada, ya le había mostrado una navaja. La ingresará al cubículo y le exigirá que coloque a la niña en la silla, ella no la había soltado de sus brazos a pesar de los golpes recibidos. Al momento de colocar a su hija en la silla Maribel sentirá que él se coloca en su espalda y comienza a cortarle la garganta. Intentará defenderse hasta que uno de los cortes le perfora el cuello, antes de desvanecerse observa como él toma un pedazo de papel, elaborará una nota, para paso seguido, sustraer a María José del consultorio.

¿Por qué se lleva a mi hija?, es el último pensamiento que recuerda Maribel antes de perder la consciencia. Permanecer en el suelo no era opción para ella, ¡tenía que levantarse para ir por su hija o de lo contrario moriría en tanto alguien se percataba! Tuvo dos intentos por levantarse y salir, en el tercero logró salir y pedir auxilio. El diagnóstico médico le hace saber que le habían cortado la yugular “y casi” las cuerdas vocales, una semana inconsciente...había pocas esperanzas de vida.

Una semana que se convirtió en una agonía para toda la familia, Maribel debatiéndose entre la vida y la muerte, su esposo hostigado por las autoridades quienes se empeñaron en incriminarlo y María José desaparecida.

Será hasta que Maribel recupere consciencia y pueda dar su testimonio por escrito de los hechos que se comenzó a buscar a quien se había llevado a la menor. En reiteradas palabras de Maribel se perdió una valiosa semana.

Geyser Crespo García va a ser detenido al mes de ocurridos los hechos. La detención será por haber violado a una menor de 14 años, el retrato hablado que ya se había elaborado por la sustracción de María José permitió identificarlo. Maribel lo identificará plenamente.

En su primera declaración él señalará que el propósito de llevarse a la niña “era para llevarla a Sudamérica”. En el resto de una desarticulada declaración señalará que “...aquél día salió de la óptica con la niña en brazos, manejando una bicicleta y un monitor en la mochila...dirigiéndose a la casa de sus padres en Tultitlán...”. Un recorrido que refirió de aproximadamente 20 minutos.

Se pudo confirmar que llegó al lugar que dijo, no hubo constatación de que lo hubiera hecho en una bicicleta y si lo hizo solo o acompañado. Presentó a sus padres a la niña “como propia” y éstos asumieron presuntamente la versión. Una semana estaría con ellos, para después trasladarse a casa de otro familiar en la Ciudad de México e incluso rentar un espacio, mismo que será revisado por las autoridades y se confirman la presencia de artículos de bebé. Para ese momento el robo de María José estaba plenamente difundido en los medios de comunicación. Su familia “desconoció” estos hechos.

En su declaración también afirmará que “mata a la niña y la avienta a un canal de aguas negras”. Todo lo que declaraba se encontró lleno de contradicciones en acciones y tiempos, personal de la Marina ingresaría a canal y solo encontraría dos cuerpos de adultos de años anteriores, Maribel es tajante al señalar ese tipo está mintiendo.

Recluido hasta la fecha en el penal de Texcoco, pasaron cinco años de los hechos para que tuviera una sentencia de 82 años por privación de la libertad de María José, intento de homicidio y violación de la menor de 14 años. La sentencia a nosotros no nos sirve, porque no quiere hablar, no quiere decir dónde está mi hija, estoy convencida de que no actuó solo, tuvo cómplices. Lo que nosotros pensamos es que él actuó con el respaldo de una red que roba niños...¡Mi hija María José está viva, estoy convencida de eso!

Las principales sospechas de la familia son la posibilidad de que ella esté siendo víctima de trata de personas con fines de adopción ilegal.


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Iovana Rocha
  • Iovana Rocha
  • Activista insistencialista, feminista de lo cotidiano y aprendiz de la prosa intimista. Escribo sobre las historias de vida de las otras mujeres como un acto de justicia y transgresión.
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