Espectáculos

Sedientos y Romeo y Julieta

Cuando hace casi tres cuartos de siglo Salvador Novo inauguró el teatro La capilla, lo hizo pensando en un espacio propositivo, para la experimentación y el teatro contemporáneo. Aquél que hablara directamente al público de aquel entonces; lo cual así fue durante años.

Luego de una larga pausa, Jesusa Rodríguez asumió la dirección del recinto y mantuvo ese mismo espíritu; como la han hecho Boris Schoemann y Los endebles, que en la actulidad lo programan; y que mejor muestra de ello que dos montajes que actualmente “agotan” localidades; por algo será. Helas aquí:

Romeo y Julieta

Cuando vi que este clásico de Shakespeare, escrito hace más de 400 años, estaba en la programación de La capilla lo primero que vino a mi mente fue una pregunta: ¿interesará al público actual? Mientras veía esta relectura, la respuesta fue contundente: !por supuesto que sí!

Se trata un proyecto creado por Diego Álvarez Robledo y el colectivo Bestiario Teatro, que revitaliza la historia por todos conocida y la acerca al espectador de nuestra época.

El primer gran mérito es la traducción, adaptación, dirección de la obra, del mismo Álvarez Robledo (también responsable de iluminación, diseño sonoro y dispositivo escénico) quien ha dado un giro muy especial al original shakespereano que lo hace cotidiano, accesible, cercano y muy atractivo para el público de hoy, especialmente a los jóvenes.

Como se subraya en la información del montaje, la compañía parte de “la convicción de que el teatro se hace desde un lugar más profundo que el género, la edad o la condición social”.

La singularidad la vive el público desde que el público ingresa a la sala, y se encuentra con 10 jóvenes, cinco hombres cinco mujeres, subidos en una especie de pirámide. Inicia la trama de los amantes de Verona que ha sido modelo de múltiples historias en las que el odio entre familias, llevará a un trágico final.

La anécdota se mantiene intacta, pero hasta ahí lo que conocemos todos, pues esta relectura ha dado un giro muy atractivo al montaje, pues cada uno de los diez intérpretes da vida a todos los personajes. Sí, y con ello se da una movilidad y frescura a cada momento de la puesta en escena.

Unos mínimos elementos de vestuario sirven para identificar al personaje en cuestión, pues de manera indistinta los personajes femeninos y masculinos cobran vida en el cuerpo de hombres y mujeres, con un resultado sorprendente.

De esta manera, subraya la compañía, “el espectador descubre que no hay un solo Romeo ni una sola Julieta: hay tantos como artistas en escena. Eso no significa que verá una historia distinta a la de Shakespeare, pero sí una historia transformada por cada uno de quienes la narran, un reflejo de la búsqueda, la voz y la peculiaridad individual con un resultado colectivo”.

El equipo creativo lo completan Sebastián Ceballos y Melissa Alexandra (vestuario); Abril Cuentos (diseño de movimiento), y César Tapia (combate escénico). Felicidades a todos.

Y sobre todo aplauso de pie para cada uno de los 10 intérpretes: Abril Cuentos, ⁠Fátima Méndez, Sebastián Cevallos, ⁠Alexander Bravo, ⁠César Tapia, Samuel Moton, Melissa Alexandra, Sofía Arisbeldi, Ytzel Torres Esquinca, y ⁠David Juan Olguín Almela, quien por cierto se va abriendo como uno de los mejores actores de su generación.

Romeo y Julieta se presenta los lunes hasta el 25 de agosto a las 20 horas, en el Teatro La Capilla. Y en el mismo espacio, sólo que los jueves, también a las 20 horas, se presenta:

Sedientos

Creo sin temor a equivocarme que México es uno de los países, fuera de Canadá, donde se ha presentado un mayor número de obras de Wajdi Mouawad, escritor, actor y director de teatro canadiense, de origen libanés, nacido en el seno de una familia libanesa cristiano-maronita, y avecindado actualmente en París.

Gran parte de la difusión que su dramaturgia ha tenido en nuestro país se le debe a Hugo Arrevillaga, Boris Shoemann y a la compañía Los endebles, y al traductor Humberto Pérez Mortera, quien ha sido responsable de trasladar estos textos tan poéticos y tan complejos a nuestro idioma.

Toca el turno ahora a Sedientos --que hace algunos años Arrevillaga montó con la maestría a la que nos tiene acostumbrados--, y que hoy con la dirección de Enrique Aguilar vuelve a cartelera, en un estupendo montaje.

Como casi todos sus textos, en Sedientos el autor utiliza una estructura fracionada, que juega con el tiempo. Aquí, un antropólogo forense se ve confrontado con un caso que lo impacta: dos jóvenes, muertos 17 años atrás, son econtrados en el fondo de un río. Se desconoce su identidad.

El antropólogo descubre que uno de ellos era alguien de su pasado. Entonces resurgen sus recuerdos que creía olvidados, y...

En palabras del director “conocer a Mouawad es como nacer de nuevo... Es un ahondar en lo más profundo del alma humana; ahí donde los abismos se bifurcan y contraen”.

Además del maravilloso texto y la impecable dirección, Sedientos cuenta con el talento de Édgar Mora (espacio escénico y mapping); Malinalli Ríos Vargas (iluminación); Mario Rendón (vestuario); Alejandro Andonaegui y Bruno García Garduño (musica original y diseño sonoro). Bravo a cada uno.

Y felicidades enormes al elenco. No es sorpresa una actuación estupenda de Antón Araiza; lo mismo con Mel Fuentes, quien con paso firme avanza en su carrera. El descubrimiento ENORME, al menos para mí, es Nabí Garibay, ¡qué actorazo!

El espíritu de Salvador Novo debe rondar todo el tiempo en La capilla, el teatro que fundó hace setenta y tantos años y que sigue tan innovador y propositivo como el primer día. ¡Dos brillantes trabajos escénicos que no hay que perderse!


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Hugo Hernández
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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