
El cuento “Lección de historia”, publicada en 1949, del científico y escritor inglés, Arthur Charles Clarke, famoso porque sentó las bases para los satélites de comunicaciones en órbita geoestacionaria, en su honor se le llama órbita Clarke, igual un asteroide y un dinosaurio llevan su nombre. Además es conocido por ser el coguionista con el cineasta Stanley Kubrick de la película de culto, estrenada en 1968, “2001: Odisea del espacio.” Guion que escribieron de un cuento del mismo Clarke, “El Centinela.” Clarke también escribe una novela con el nombre de la cinta.
Cabe mencionar que el filme por sus innovadores efectos especiales y su realismo científico, los llamados conspirativos afirmaron que Stanley Kubrick fue contratado por la NASA para crear un montaje porque el hombre jamás llegó a la luna y todo fue hecho en el desierto de Nevada. Asunto que el gobierno demostró que se pisó la luna en 1969, y en total seis veces.
“Lección de historia” es del género de Ciencia Ficción. El texto inicia con la descripción de un colosal cataclismo, los continentes de la Tierra se han congelado, se vive una glaciación mundial: “Nadie recordaba cuándo la tribu había comenzado su largo peregrinaje, la tierra que había sido su primer hogar era un sueño.” Shann y su tribu que había huido hacia el sur con el afán de evitar la glaciación que venía del norte vio desde la montaña más alta que: “No había camino hacia adelante. Durante todos los años de huida, los glaciares del sur habían avanzando para toparse con ellos. Pronto serían aplastados por las movedizas paredes de hielo.”
Lo que se narra, ya lo vivimos en la vida real, dejemos que la Ciencia de la Glaciología nos hable de este fenómeno: La glaciación Würm, también llamada Edad de Hielo, es el último periodo glacial que ocurrió en la historia geológica de la Tierra. Comenzó hace unos 110,000 años. En este periodo extensas zonas de la superficie terrestre fueron ocupadas por casquetes de hielo, el clima se enfrió a nivel global y disminuyó la superficie de océanos y mares. Los datos arqueológicos y genéticos nos dicen que los humanos subsistieron en áreas escasamente boscosas. Finalizó alrededor del 9700 a.C., dando paso al Holoceno, el periodo de clima templado actual.
Con estos datos volvamos al relato, Shann y sus hijos sabían que ya nadie se salvaría, había llegado el final: “Llevaron los tesoros sagrados de la tribu al solitario montículo. Nadie los comprendía. Pertenecían a una civilización que solo quedaba en el recuerdo.” Eran: “Un atlas del mundo, una partitura de la Séptima Sinfonía de Sibelius, impresa en el año 2371 d.C., una colección de monedas de oro y platino, una lente de teléfono rota, un reloj de pulsera, una lámpara de luz fría, un micrófono, la navaja de una rasuradora eléctrica, algunos diminutos tubos de radio, un encendedor de una nave espacial de 1985 d. C. una pequeña capsula de un radioelemento activo que emitía energía y una lata circular plana, sellada.” Después de esto, toda vida desapareció.
Así pasaron los siglos hasta que una nave venusina detectó desde órbita unas radiaciones, bajaron a la Tierra, rescataron los tesoros, llevándoselos a su planeta.
Después de varias generaciones de sabios por fin los venusinos citaron a los mejores para hablar de lo que hallaron en la Tierra: “Los científicos estaban metidos a medias en el agua, sus hermosos cuerpos de reptil brillaban bajo la luz del sol.”
Uno de ellos narró que los humanos eran muy inteligentes y tenían objetos avanzados, pero lo que más llamó la atención era un material plástico traslúcido que si se proyectaba los pequeños cuadros se movían. Lo hicieron, todos vieron a unos seres bípedos de dos brazos, que se liaban en situaciones violentas con otros seres o con máquinas chocaban entre sí, pensaron que morirían, pero ninguno se veía herido. Concluyeron que esa era la vida exacta de los habitantes del tercer planeta. Finalizó la proyección con la frase: Una producción de Walt Disney.
Hugo G. Freire