Que vergüenza para nuestro país la actitud de los diputados de los partidos Morena, Verde, PT y algunos del PRI que se unieron para evitar con su voto el desafuero de Cuauhtémoc Blanco para que, simplemente, enfrente un proceso penal por haber tratado, según la denunciante, de abusar sexualmente de su media hermana de nombre Nidia Fabiola Blanco, en una sesión que pasará a la historia como una de las más penosas de nuestro país en el siglo XXI, donde incluso una diputada, completamente fuera de orden, le cedió su turno al diputado Blanco para que tomara la palabra en la tribuna, arropado por varias diputadas de esos partidos políticos y el resto coreando “no estás solo”. ¿Qué no decían que junto con la presidenta llegaron TODAS?
Recordemos que no es el primer caso que Morena y sus secuaces protegen a un presunto delincuente por delitos de carácter sexual; recordemos la protección que se le dio a Félix Salgado Macedonio, a Saúl Huerta y en otro tipo de delitos, como el de Bejarano, el del propio Manuel Andrés López Obrador (MALO), el de Godoy Toscano y varios más que aprovechan el fuero, mal entendido, para lograr la impunidad.
Con esa determinación impiden la actuación de la justicia con argumentos dados por la Comisión Instructora que rayan en lo ridículo, tales como que la carpeta de investigación estaba defectuosa; que la fiscala que la integró estaba como titular un enemigo político; y la más estúpida, que no existían elementos probatorios. ¿Entonces siempre que haya violaciones hay que tener testigos? Mejor lean los precedentes de la Corte.
Por proteger a su compinche se olvidaron que México tiene firmados tratados internacionales y, por ende, de rango constitucional, como lo señalado en el artículo 7 de la Convención Interamericana Para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer (Convención Belém do Pará), que señala que el Estado debe establecer procedimientos legales, justos y eficaces para que las mujeres puedan acceder efectivamente a la justicia, pues las mujeres víctimas de violencia, en especial la de tipo sexual, enfrentan barreras extraordinarias cuando intentan ejercer este derecho. No presumen tanto las diputadas de Morena que todo debe analizarse con perspectiva de género; entonces, ¿dónde quedan los derechos de la probable víctima? ¿Dónde queda esa frase acartonada que repitió muchas veces su líder moral y ahora la presidenta: “A las víctimas hay que creerles”?
No juzgo a Cuauhtémoc Blanco; ya se encargará la justicia (si es que queda algo después de la mal llamada “Reforma Judicial”). Criticó el procedimiento tan desaseado de los diputados para evitar el desafuero de Blanco, quien, al contar con la complicidad de los gobernantes en turno, estoy seguro que pasará, como en muchos casos más, NADA.
Pero que no nos distraigan con otros temas por demás preocupantes; pareciera que gracias a estas noticias ya no pasa nada en Culiacán, en Zacatecas o en el sureste. Pretenden callar qué pasó en realidad en el Rancho Izaguirre, donde, de acuerdo con la declaración de testigos que lograron escapar, sí se cometieron asesinatos, y sí fueron cremados los que se oponían al entrenamiento, trataban de huir o no lo resistían.
Qué bueno que una de las primeras acciones del gobierno de Lemus fue reforzar la seguridad en la central camionera, lugar favorito del C.O. para levantar jóvenes.
Pero eso sí, en el Congreso de la Unión, Morena se opuso a que se creara una comisión independiente que investigue todo lo que está pasando, tal y como ellos lo exigían cuando el homicidio de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Hay que recordarles a los diputados morenistas que, como dicen en mi rancho: “Los carniceros de hoy serán las reses del mañana”.
