Negocios

Otro año desafiante

Una de las sensaciones habituales en el inicio del año es que nos enfrentaremos a desafíos económicos harto conocidos y que solo algunas condiciones del escenario serán novedosas. En América Latina sabemos que los buenos propósitos en la economía apuntan a lograr un crecimiento importante, que se generen suficientes fuentes de trabajo, que haya buena distribución de riqueza –y generalmente esto quiere decir que haya buen comercio y que el dinero circule– y que se den inversiones importantes que beneficien a las personas. Y con esto, de fondo, se espera una disminución de la pobreza, un aumento aunque sea mínimo de la calidad de vida y una esperanza de que efectivamente se pueda ascender en los niveles socioeconómicos.

Pero luego aparecen los datos, como el de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que un reciente informe calculó que el crecimiento promedio latinoamericano será de 2.4 por ciento en 2025, lo cual prácticamente repite las condiciones del año pasado en cuanto a desaceleración de las economías, crecimiento insuficiente y, por lo tanto, resultados que no alcanzan para revertir las condiciones de pobreza de millones de personas. Y esto también significa que no habrá suficientes empleos de calidad en un contexto en el que más de la mitad de los trabajadores se encuentra en la informalidad, sin seguro, sin prestaciones y sin certezas.

En el caso de México la tendencia es similar: los pronósticos apuntan a un crecimiento inferior al dos por ciento en un contexto de desaceleración e incertidumbre por las medidas que tomará Donald Trump cuando asuma la presidencia. La economía mexicana necesita lograr tasas de crecimiento importantes pero comienza el año con un pronóstico reducido y con la incertidumbre de saber si el gobierno de Estados Unidos aplicará aranceles que afecten a las exportaciones.

De fondo, la economía mexicana tiene los mismos problemas latinoamericanos de informalidad laboral, de no generar suficiente empleos formales y de calidad, en un contexto en el que la pobreza y la desigualdad afectan a millones de personas. Pero, a diferencia de los demás países de la región, México tiene un potencial enorme en cuanto a atracción de inversiones por el nearshoring o relocalización de empresas, así como por ser uno de los destinos turísticos más atractivos del mundo.

La cuestión interesante está en saber qué puede ser diferente este año para que en México y en América Latina tengamos resultados distintos a los que conocemos, para que se pueda romper la trampa del escaso crecimiento económico y para que, finalmente, haya un dinamismo económico que permita que los ingresos lleguen a los sectores que más lo necesitan. ¿Hay alguna estrategia a mediano y largo plazo para reimpulsar los motores o sólo estamos ante un año de esperanzas y buena suerte?

Más allá de los indicadores y las coyunturas, hay que mirar con detalle los presupuestos y las inversiones. Dime en qué inviertes y te diré hacia dónde vas. Así va la cosa.


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Héctor Farina Ojeda
  • Héctor Farina Ojeda
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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