Política

Jalisco entre conflictos

Yordi Rosado ha logrado dominar el arte de la entrevista de conflicto que no lo aparenta. En cada conversación, Rosado -y su equipo- logra sacar una respuesta relevante para aumentar los números de clicas y visitas a su sitio de YouTube.

El último caso es el de David Failtelson. El conductor de TUDN saca raja también de la respuesta que todo mundo esperaba: José Ramón Fernández y su relación con su mentor.

Failtelson se queja del aprendizaje duro del conductor de deportes y sus formas hacia su equipo. Olvida mencionar que la formación de perfiles que logró Fernández en su etapa dorada en Azteca lo catapultó a él -en su momento, un individuo no apto para estar ante las cámaras- al reconocimiento y la credibilidad.

Pero eso no importa para ambos, entrevistado y entrevistador, lo que funciona es el conflicto.

Como también en la política.

Esta semana, los dos principales partidos en Jalisco vivieron episodios de pleito interno que describen su vida y milagros de los últimos años.

Primero, Movimiento Ciudadano. Luego de un hiatus de un mes donde la expectativa sobre quién sería su candidato presidencial llenó planas y columnas periodísticas, Jorge Álvarez Maynes fue ungido en una ceremonia Sui generis, donde las Cartas Blancas y la carne asada sellaron el poderío regio dentro del movimiento naranja. Esto, por supuesto, encolerizó a Enrique Alfaro y con justa razón. Más allá de la predominancia actual de Samuel García, el alfarismo financió y aumentó la presencia de MC en los últimos diez años. Sin Alfaro, probablemente Movimiento Ciudadano sería otro partido satélite de López Obrador sin más futuro que la teta de la cuatroté.

Pero la pelea va más allá. Es claro que cuando el gobernador de Jalisco habla de la banalización de la política no se refiere a García sino al principal responsable de la propaganda de MC. El distanciamiento de Eu-Zen y Alfaro no es nuevo, pero se llevará de corbata a varios perfiles que, hoy, sufren no solo del distanciamiento, sino de los dislates de sus decisiones de campaña en el estado y el AMG.

Alfaro se va pero no se va. Y si bien pareciera que la elección por gobernador la ganarán los naranjas, no es necesariamente por una campaña bien orquestada sino por los truenes de Morena.

A mediados de semana, un audio filtrado mostraba el disgusto de Carlos Lomelí en el reparto de candidaturas y su reclamo ante Claudia Sheinbaum. La candidata pidió aclaraciones y reafirmó la mentira de las encuestas, trámite por el cual no pasó Kumamoto, por decir lo menos sobre la dudosa democracia de la Mega Alianza.

Sea cierta o no la grabación, el reclamo es legítimo: morenistas que pusieron harto empeño y harto dinero se quedaron sin nada en una mala negociación y una sospechosa forma de hacer alianzas que, conforme avanza el tiempo, se desinfla ante las cuotas de poder mal repartidas.

El pleito es constante en ambas trincheras. El tiempo pasa y Lemus y Delgadillo andan solos ante las ausencias locales y federales, distraídas en campañas tan vacías y aburridas como los partidos que, hoy, narra Failtelson en Televisa.

Eso no le aprendió a Martinoli.


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Gonzalo Oliveros
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