Esta cuarentena de la que muchos ya están hartos: algunos por temor a enfermarse, otros por aburrimiento y muchos más por preocupación económica; hay un miembro de la familia que está jugando un papel fundamental : Mamá. A nuestra ya de por si intensa carga laboral 24/7 , se nos ha venido a sumar más trabajo. Limpiar aún más a conciencia que de costumbre, estar al pendiente de que los hijos tomen sus clases en línea y hagan sus tareas, hacer malabares para estirar el dinero ante la crisis económica que está trayendo la pandemia y hacer “home office” o salir a trabajar por no tener otra alternativa.
En este papel de “todólogas” que la vida ha dado (o que en muchos casos nos hemos dado a nosotras mismas) hemos tenido que sacar fuerzas de debajo de las piedras para levantar el ánimo de la familia. Y es que no sólo tenemos que trabajar con nuestro propio miedo, estrés o angustia; sino que hemos tenido que contener y guiar el sentir de la familia como el pilar que siempre hemos sido para ellos.
Así que a poco más de 50 días de confinamiento, y habiendo todavía un largo camino de encierro por recorrer, valdría la pena reflexionar en aquello que necesitamos para hacernos la vida más amable y para aprovechar la lección que la vida “nos quiere dar” a través del covid-19. En primer lugar, reconociendo que no somos “Súper Mamá”. El estrés y el agotamiento sí nos afecta. Y según datos del Inegi, en el 2017 las mujeres dedicábamos el 64% de nuestro tiempo a labores domésticas mientras que los varones sólo el 24%, eso sin contar que en la mayoría de los casos ambos salen a trabajar. Quizás esta sea la oportunidad que tenemos para sensibilizar a toda la familia a colaborar como un equipo.
En segundo lugar, necesitamos sentirnos seguras. Y es que tristemente hay mujeres cuyo reto es doble, pues además de lo anterior descrito viven en un ambiente en el que ni en su casa están seguras. Para muestra los datos revelados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que indican que en marzo, cuando inició el confinamiento, los casos de violencia intrafamiliar se incrementaron a más de 20 mil, siendo la cifra más alta de los últimos cinco años.
Y por último, necesitamos de trabajos más flexibles y mejor pagados. No solamente ganamos menos que los hombres, sino que un gran porcentaje de las mexicanas se dedican al sector informal por lo que carecen de prestaciones y seguridad social. Angustias adicionales, en tiempos de crisis.
Así que sintámonos orgullosas de todo lo que somos capaces de hacer, de nuestro valor y bella misión que tenemos como pilar dentro de nuestras familias. Pero a la vez, busquemos vivir en un ambiente armónico y equitativo en donde nos sintamos valoradas, apoyadas y apreciadas. Es nuestro derecho.
O a ti ¿qué te dice el espejo?