Política

El país de los lamentos

¡Ah, pero qué fea costumbre la de quejarse de todo! ¿Te has fijado? Vivimos en un país en el que todo nos molesta. Que si hace frío, que si hay mucho sol, que si los hijos no obedecen o la pareja no nos comprende… y ni se diga del gobierno: que si hizo ¿por qué lo hizo? Y si no lo hizo ¡qué barbaridad! A veces pareciera que el quejido es por “default”; que ni escuchan ni averiguan…el chiste es ¡quejarse!

En ocasiones utilizamos la queja como una especie de conexión, de identificación social. Pareciera que nos encanta echarle fuego a la hoguera y unirnos para quejarnos de lo mismo. Nos da mucho placer despotricar en grupo contra algo o contra alguien. Sin embargo, lo más seguro es que no lleguemos a nada ni solucionemos nada, y solo nos quedemos con un muy mal sabor.

La queja es un tremendo ladrón de felicidad que además funciona como una especie de imán, pues pareciera que mientras más te quejas más razones para quejarte llegan a tu vida. Además, la queja es la herramienta que tenemos para no hacernos cargo de nuestra propia responsabilidad.

¿No te gusta el tráfico? ¡Levántate más temprano! ¿Odias a tu jefe? ¡Busca otro trabajo! Ahora que, si aquello de lo que nos quejamos no lo podemos cambiar, pues es algo que está fuera de nuestro control, entonces debemos trabajar en aceptarlo o aprender a verle el lado positivo.

Así que en beneficio de ti mismo y hasta de tu salud, quiero invitarte a hacer un “detox” de quejidos. Te aseguro que si bebieras un vaso de agua cada vez que te sorprendas quejándote de algo, acabarás el día sintiéndote lleno de energía y bien hidratado.

Posteriormente, ya que te hiciste consciente de tus quejidos, ve cambiando esa costumbre por la práctica de la gratitud. La gratitud es justamente lo opuesto a la queja y así como la queja te va envenenando poco a poco, la gratitud es el antídoto que te ayuda a valorar lo bueno que te rodea. Y mientras más agradeces, más cosas para agradecer van llegando a tu vida. Desde el café que tomas en la mañana, la sonrisa de quien te dijo “buenos días”, la gente que te estima…todo es digno de agradecerse.

Y por último, el siguiente antídoto anti-quejidos: alaba en lugar de criticar. Deja de fijarte en lo que hacen mal los que te rodean y empieza a buscarles lo positivo. Todos los días busca hacer como mínimo dos elogios sinceros a personas con las que convivas. Esto te ayudará a cambiar el enfoque y darte cuenta de que no todo es malo. Además, como abejas al panal, verás que la gente querrá estar contigo y buscará halagarte de vuelta con algún comentario.

Ahora que, si después de todo lo aquí expuesto aún eres uno de esos quejumbrosos irremediables y necios… está bien, sigue haciéndolo… total, ¡yo no me quejo!

O a ti ¿qué te dice el espejo?

Gina Serrano

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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