Vivir en el limbo poselectoral es vivir justo en medio de los que no se han ido pero ya nada les importa, pues ya casi se van; y los que aún no llegan pero tenemos la duda de si serán capaces de cumplir lo que prometieron. Hemos visto en las recientes semanas una especie de desencanto de algunos gobiernos que ya no pudieron mantenerse en el poder, pues la gente votó por cambiar de color sus preferencias. Y pareciera que esa decepción ha provocado que en algunos municipios no fluyan las cosas como lo venían haciendo: servicios de limpia que ya no pasan pues los camiones no tienen gasolina, empleados municipales que no reciben a tiempo sus pagos y reparaciones que se quedaron a medias ya abandonadas.
Otra situación de la que nos hemos enterado durante este período de transición es el balance ya más claro de cómo estuvo la participación electoral por municipio durante las pasadas elecciones. Ante esto, es interesante ver cómo de 54 por ciento de mexiquenses que acudimos a votar -es decir 6 millones 689 mil 225 mexiquenses, según cifras del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) – fueron quienes viven en zonas rurales los que tuvieron una mayor participación, un mayor compromiso por hacer valer su voz, a diferencia de las ciudades o zonas densamente pobladas donde se registró mayor abstencionismo. Así vemos que Ixtapan del Oro fue el municipio más participativo con 87 por ciento de asistencia a las urnas, mientras que otros tuvieron niveles cercanos a 50 por ciento, es decir, menos participativos, como Atizapán de Zaragoza, Atlacomulco, Coacalco, Cuautitlán Izcalli, Naucalpan, Nezahualcóyotl y Toluca, entre otros. Balance que sin duda debería ser de utilidad a los partidos para analizar cuál es el motivo del desencanto, o qué acciones tomar para motivar a una mayor participación en siguientes elecciones.
Este período de limbo poselectoral también nos ha mostrado que dentro de los mismos partidos existen diferentes bandos, en donde uno señala al otro de ser el responsable de los malos resultados. Partidos achicados y divididos que quieren obtener resultados diferentes haciendo lo mismo de siempre. Y otros que aunque no les fue tan mal, deberían poner sus barbas a remojar.
En fin, que mientras vivamos en este limbo, esperando a que tomen posesión de sus cargos quienes resultaron vencedores en las pasadas elecciones, no estaría de más hacer un par de recomendaciones: A los que están por llegar, no decepcionen a quienes votaron por ustedes. Tendremos los ojos bien abiertos. Y a los que ya se van, procuren seguir trabajando para cumplir hasta el último día de su encargo. Ah, y una última petición, dejen las cortinas en su lugar… por favor no se las lleven.
Y a ti ¿qué te dice el espejo?
Gina Serrano