Jueves 14 de mayo. 12:30 pm. Pinche año de Leona Vicario.
Gil había terminado de hacer el quehacer y le rendía un sentido homenaje a Yoshio, muerto víctima del covid-19. Gilga recordaba la canción: “Reina de corazones”: “No, no, en esta noche no me abandones / No, no, tú eres mi reina de corazones / No, no, no he cometido ningún delito / No, no, aún te necesito / No, no, ciegues de golpe mis ilusiones / No, no, tú eres mi reina de corazones / No, no, si tú no estás mi lecho está frío / No, no”. Esto es inspiración y no pedazos pensaba Gamés mientras trapeaba.
Y hablando de cegar y segar las ilusiones. Una nota de Patricia Rodríguez en su periódico Excélsior informa que “el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) levantó un acta de rechazo para regresar los ventiladores que su delegación en Hidalgo compró a la empresa Cyber Robotics Solutions, propiedad de León Manuel Bartlett”.
Se le cayó el contrato a la empresa de don León, con la pena. El precio acordado por cada uno de los 20 ventiladores fue de 1.5 millones de pesos, el costo más caro que se ha registrado en las compras de insumos médicos para la emergencia sanitaria del gobierno federal. El pasado 8 de mayo se levantó el acta administrativa para la devolución de estos equipos, ya entregados al proveedor. No se ha erogado ningún recurso por este contrato, pues los lineamientos del Seguro Social establecen que no hay pagos anticipados a proveedores.
El IMSS explicó que después de la revisión técnica de los equipos, el Órgano de Operación Administrativa Desconcentrada en Hidalgo determinó que los ventiladores no reúnen las características técnicas-funcionales previstas en el contrato. Anjá, venían sin ventilador y eran muy grandes, o muy pequeños, da igual. El IMSS reafirmó su compromiso con la transparencia en cada uno de sus procesos de adquisición. La transparencia se ve de lejos. Y don León hizo un corajón que lo tumbará en la cama.
Gil imaginó un diálogo hamletiano: Bartlett chico: “¿Quién eres tú que usurpas las horas de la noche unido al bello y belicoso aspecto con el empleado de Salinas?” Presidente Liópez: “Está ofendido”. Bartlett chico: “Míralo: se aparta. Espera, habla; te conmino, habla”. Bartlett grande, padre de Barlett chico: “Chu-chu-chu”.
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1:30 pm
En estos días muchos hombres se han convertido, a querer o no, en amos de casa. No está mal. Una nota de Braulio Carbajal en La Jornada informa que “los efectos de la pandemia de Covid-19 han dejado un notable hueco en los bolsillos de los consumidores, pues de acuerdo con un monitoreo que realiza La Jornada, el precio de la canasta básica de 16 productos de alimentos frescos se ha disparado 83 por ciento desde mediados de febrero, es decir, antes de que existiera cualquier indicio de la emergencia sanitaria, a la fecha.”
Lean esto: en febrero pasado, para adquirir manzana, plátano, naranja, guayaba, bistec, carne de res, carne molida, aguacate, cebolla, chayote, chile serrano, jitomate, limón, papa, pepino y tomate, una familia debía desembolsar en promedio 405 pesos; pero ahora debe disponer de 742 pesos.
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2:30 pm
La hora sagrada. De los 16 productos del índice, el chile serrano fue el que sufrió el mayor incremento al pasar de 20 pesos el kilo a 55 pesos. No manches con el chile (ya, no empiecen). También subió el kilo de aguacate, al pasar de 35 a 55 pesos (aguacates grandes, eso sí. Paren: esto es serio), y el kilo de chayote, que llegó a 30 desde los 10 pesos. No, Gilga no caerá en el chiste regalado.
Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), explicó que el alza en el precio de los productos básicos es debido a que durante la cuarentena se ha dado cierto desabasto de algunos productos, combinado con algunas compras de pánico. Otros alimentos que tuvieron incrementos fueron el kilo de jitomate (de 25 a 28 pesos), el kilo de papa (de 13 a 15 pesos), el kilo de limón (de 17 a 20 pesos), el kilo de plátano (de 17 a 18 pesos), el kilo de naranja (de 6 a 10 pesos), y el de carne de res (de 150 a 154 pesos). Faltaría hablar de los huevos, ¿no les digo? Esos bajaron de precio de 35 a 33 el kilo. Gil ya dijo: será la crisis del desempleo y el hambre.
Todo es muy raro, caracho, como diría Amado Nervo: Dime amigo: ¿la vida es triste o soy triste yo?
Gil s’en va
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