Todo va bien. La Guardia Nacional cumple con sus obligaciones, busca y retiene a los delincuentes, los acorrala. También es verdad de que a la Guardia se le escapa alguna comadreja. Una nota de su periódico El Universal informa que “con 273 víctimas, agosto registró la cifra más alta de homicidios dolosos contra mujeres en el país desde que en 2015 se comenzó a contar este delito de alto impacto”. Todo va bien, decía Gil.
Nadie puede detener esta locura, ni la Guardia, ni Sedena, ni Semar: “Los asesinatos de mujeres, en su mayoría mayores de 18 años, aumentaron 19.2% comparado con julio en el que se contabilizaron 229 víctimas, según el reporte mensual sobre violencia contra las mujeres del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (…) Durante la administración del presidente Andrés Manuel L(i)ópez Obrador se han presentado los meses con más víctimas mujeres de homicidio doloso”.
El asunto es para ponerle los pelos de punta a Gil y todos los giles del mundo. Por favor lean esto: “diciembre de 2018, 259 víctimas; septiembre 2019, 259; diciembre 2019, 254; enero 2020, 261; marzo 2020, 262; abril 2020, 266; septiembre 2020, 250; marzo 2021, 263; agosto, 273. De enero a agosto de este año suman un total de mil 889 mujeres asesinadas en el país, contra las mil 919 del mismo periodo de 2020, de acuerdo con los registros”.
Más números negros: “En números absolutos, Baja California, gobernado por el partido Morena, encabeza la lista con 237 muertes intencionales contra mujeres, en los primeros ocho meses de 2021 (…) Le siguen los panistas de Guanajuato, 217; Chihuahua, 187; Michoacán, 177; Estado de México, 143; Jalisco, 140”.
A Gil se le ocurrió pensar (empezaron las jactancias) si no convendría perseguir a feminicidas en lugar de acorralar científicos. ¿Nada que ver? De acuerdo, perdón, Gamés no ha dicho nada.
“En víctimas por cada 100 mil habitantes, Baja California también ocupa el primer lugar, con 12.83; Chihuahua, 9.66; Zacatecas, 9.49; Colima,8.0.
No pueden
Gil no quisiera ponerse loco, pero la verdad es que el gobierno federal y los gobiernos estatales son incapaces de ofrecer seguridad a las mujeres. Oigan: “Cabe destacar que también las víctimas mujeres del delito de extorsión rompieron récord, al pasar de 308 en julio a 327 en agosto. Lo anterior representa un incremento de 6.1% entre un mes y otro. Suman 2 mil 186 víctimas de enero a agosto de 2021, según el informe sobre violencia contra las mujeres”.
¿No es esta la noticia más catastrófica por todo lo que significa? “Los estados con más víctimas mujeres de extorsión en dicho periodo son Estado de México, 687; Veracruz, 221; Jalisco, 204; Nuevo León, 153. (…) De igual forma, las llamadas de emergencia al 911 relacionadas con incidentes de abuso sexual alcanzaron en agosto la cifra más alta desde que se tiene registro, con 614 reportes. (…) Con respeto a los 585 reportes de julio, representó un alza de 4.9%”.
Ahora mal sin bien: “de las 4 mil 093 llamadas acumuladas entre enero-agosto 2021, la mayoría se concentraron en Nuevo León, 553; Chihuahua, 487; Ciudad de México, 427. (…) En tanto las llamadas por incidentes de violencia en pareja se incrementaron 6.5%, al pasar de 22 mil 295 en julio a 23 mil 747”.
Conclusión: persigan a los científicos corruptos, infames en busca de lujos, gambusinos de corrupción, pillos. En fon. Todo va bien. ¿Lo dudan?
Gabinete de curiosidades
Iracundia: propensión a la ira. Este vocablo tiene nobleza y calidad, como otros cuyo final es tan grave, como enjundia y facundia. Aun más rotundo y violento es iracundo (airado, enfadado con violencia). Por lo demás, estos vocablos no se admitían como propios del castellano, hasta que se adaptaron algunos cultismos. Entonces la palabra iracundia se vio forzada a abrirse un hueco en el diccionario: en realidad, iracundia e ira eran la misma cosa, pero las lenguas no toleran sinónimos exactos, no toleran una cosa con dos nombres y, o bien olvidan alguno de los dos, o matizan el significado de alguno de ellos. Así, iracundia, por su enjundia, pasó a designar una ira más virulenta. En un texto de Antonio de Guevara recogido en el Diccionario de Autoridades se dice: “Mucho va de la ira a la iracundia; porque la ira nace de la ocasión y la iracundia de la mala condición”.
Gil s’en va
Gil Gamés