Gil volaba de regreso a la Ciudad México después de su aparición fulgurante en la Feria del Libro de Monterrey. Por cierto, nadie pudo reconocerlo. No faltó quien confundido por su abrigo le dijera pase usted don Adán, pero se sabe que el secretario de Gobernación no asistió a Monterrey. Apoltronado en su asiento, Gamés se estrelló con un prodigio: a su lado un hombre de la temprana tercera edad descubrió un nuevo uso del cubrebocas. En tres años de pandemia nunca vio algo así, y Gilga tiene al menos un testigo de calidad. Este hombre del casino provinciano subió su mascarilla hasta taparse los ojos sin descubrir la nariz y la boca. ¿Qué tenemos? Un antifaz y un cubrebocas en un mismo objeto-objeto. El aparato posicionador que decía el doctor Chunga ocasionó un cataclismo en la percepción de la realidad que Gamés llama pinche realidad. Que aparece un indeseable, que los hay y a granel, se sube usted el cubrebocas hasta los ojos y se acabó el problema, ese desagradable encuentro. Entorpecido de sombras, diría el clásico, el antifaz-mascarilla trae oscuridad, bienestar. Y si usted agrega unos tapones en los oídos, no hay mañanera que penetre su alma.
Gil estuvo a punto de usar ese artefacto novedoso cuando se enteró de que Putin es un gran amigo del pueblo mexicano, como cuando las ediciones Progreso editaban Stalin, amigo del pueblo chino. Una nota de la redacción de su revista Proceso informa que “Vladimir Putin ratificó el acuerdo entre Rusia y México sobre la cooperación en la investigación del espacio con fines pacíficos, de acuerdo con el documento que hizo público el Kremlin”. ¡Arriba los pobres del mundo! Los tovarich mexicanos están de fiesta. La cooperación entre Rusia y México pasa por un momento culminante. “El acuerdo fue firmado por el presidente ruso el pasado 28 de septiembre, aunque fue hecha pública hasta ayer, cuando cumplió 70 años. Según el acuerdo, Rusia instalará redes del sistema Glonass –un homólogo del GPS de Estados Unidos–, para la navegación con satélites. También habrá un sistema óptico electrónico de prevención de situaciones peligrosas espaciales en México. Camarrada Jesús Rramírrez, le inforrmamos que los conserrvatorres van rrumbo a casas sospechosas, son dueños de un castillo que comprrarron con dinerros del imperrialismo, lo llaman de Chapultepec.
El Sistema Global de Navegación por Satélite de Rusia, mejor conocido como Glonass, lo administra la agencia espacial de ese país y habita el espacio hace 40 años, desde el 12 octubre de 1982. De acuerdo con la BBC, actualmente hay satélites de este sistema en Rusia, Brasil, la Antártica y Cuba, ubicaciones que forman una figura triangular. El triángulo ruso de la libertad, oh, sí. Aunque el principal uso que se le ha dado a Glonass es con fines militares, existe la intención de que se pueda integrar a la cotidianidad de la población, como ya ocurre con el GPS de Estados Unidos.
Arreglar el desarreglo sin arreglo
Luego ocurrió esto, la redacción de Proceso publicó otra nota informando que “La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) aclaró que el Acuerdo entre el gobierno de México y el de la Federación de Rusia sobre cooperación en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre para fines pacíficos ‘no contempla acciones relacionadas con el sistema Glonass ni existe previsión de que pudiera ser incluido en un futuro cercano’”. Ya vamos a empezar con que sí pero no, no pero sí. Resulta que la información de la SRE se da luego de que el Kremlin informó que el Consejo de la Federación de la Asamblea Federal del gobierno de Rusia ratificó el acuerdo intergubernamental entre México y Rusia para cooperar en la exploración y uso del espacio ultraterrestre con fines pacíficos.
El gobierno ruso aseguró que dicho acuerdo prevé, entre otras cosas, la instalación de estaciones del sistema Glonass en territorio mexicano. Ji.
Otro lío, maestros en confusiones: la SRE explicó que el 28 de septiembre de 2021, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, a través de su organismo descentralizado, la Agencia Espacial Mexicana, firmó el mencionado Acuerdo entre los gobiernos de México y Rusia. Qué bonito es lo bonito.
Todo es muy raro caracho, como diría Henry Adams: “El caos es la ley de la naturaleza; el orden el sueño del hombre”.
Gil s’en va
Gil Gamés