Política

No pero sí. Memorias del coronavirus/ XXVIII

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Lunes 11 de mayo. 12:30 pm. Año de Leona Vicario.

Gil había terminado de hacer el quehacer y tenía los bolsillos de la faltriquera llenos de morralla. Los días elásticos pasan y se tiran a ciegas al pozo de la noche. La plaza pública a reventar. Luego de que el Presidente ofendiera a los médicos y a las médicas y los llamara neoliberales interesados solamente en el dinero, quiso corregir y resultó peor el remedio. Un desastre.

En la conferencia mañanera, el Presidente aludió a la polémica sobre sus declaraciones en torno a los médicos mexicanos. A pregunta expresa sobre la opinión que le merecen los médicos y médicas, el Presidente explicó, o quiso explicar, o casi explicó. A continuación, Gilga cita la versión estenográfica de la mañanera publicada en la página de la Presidencia de la República para que no haya confusiones y empecemos con yo no fui fue Teté.

El Presidente: “Sí, pero no. Si lo entendieron así, ofrezco disculpas, pero no fue eso, no. Hablé de —todo el tiempo lo hago— de cómo los médicos tienen una vocación humanista, imagínense, era médico Ernesto ‘Che’ Guevara, médico, el mejor presidente de América Latina, Salvador Allende. ¡Cómo voy a hablar mal de los médicos! A mí me salvó la vida un grupo de médicos. No, es que todo lo están tergiversando, todo, todo, todo. Por eso ahora, repito, estoy hablando hasta más despacio que de costumbre, no quiero hablar de corrido para que no vayan a utilizar algo, porque están así, me están viendo pero con microscopio, escudriñan todo lo que hago”.

Gil considera con seriedad que hay momentos en que al Presidente se le olvida su investidura. ¿O lo tomamos de a loco? ¿No le hacemos caso? ¿Che Guevara y Salvador Allende, médicos?, Dioses de la redacción, diría el clásico que admira Liópez Obrador: que orfandad intelectual. Les suena Ismael Cossío Villegas, les parece su lucha contra la tuberculosis; Salvador Zubirán, ¿les suena? ¿Y Ramón de la Fuente Muñiz? Tampoco. Solo el Ché y Allende. Poca cosa en materia de medicina, porque de eso se trata este asunto, de medicina, y de valor para estar en la primera línea de la infección, el contagio, la vida y la muerte.

***

1:30 pm

El Presidente: “Entonces, no dije eso. Hablé de algunos médicos, porque también es una realidad que se mercantilizó la medicina, es parte del modelo neoliberal, si se robaban las medicinas, imagínense. Uno de los negocios más jugosos en el pasado era el de la compra de las medicinas, no solo eso, adulteraban los medicamentos. Entonces lo que dije fue que había médicos que sólo les interesaba eso, el dinero, como todo, como en el gremio empresarial, como en el gremio periodístico, como en el gremio de los legisladores, de los políticos, de todo, ni modo que haya un gremio puro, no, siempre hay desgraciadamente, y no sólo en México en el mundo, quienes están dominados por la ambición, por el lucro, y a eso me referí de los médicos. Y hay también, no sólo médicos, hospitales en donde lo primero es: ‘¿Qué tienes?, dame tu tarjeta’, aunque se vaya muriendo el paciente, y eso fue a lo que me referí”. Gil abrió los ojos de plato y plata. Otra vez la misma ofensa en días en los cuales los médicos y las médicas y los trabajadores de la salud arriesgan sus vidas.

***·

2:30 pm

La hora sagrada. Vaso corto, tres rocas de buen tamaño, verter en él una cantidad generosa de vodka Grey Goose. Serenarse. Conectar al platívolo barredor y robótico mientras se lee la poesía de Robert Lowell: “Las dificultades, la imposibilidades de los años… / yo, cincuenta, humillado por la dorada basura de los años, / laureles muertos entrecanan mi espalda…como espinas de heno; / tú, con tu dulce, incierta edad, pongamos veintisiete, / aún no tentada, marcada por honores o engaños (…) los dos somos relojes, y sólo contamos en el tiempo… / la mano es un cuchillo en la garganta del futuro”.

El poema de Lowell se llama “México”.

El piso quedo limpio y, después de trapear, reluciente.

Gil s’en va
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Gil Gamés
  • Gil Gamés
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  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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