Política

En busca de los deciles perdidos

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Gil abandonó el mullido sillón y empezó la búsqueda implacable en los cajones del escritorio de finas maderas, debajo de la cama, en el clóset, en el ático, en viejos baúles, en cajas de cartón, en el refrigerador. Nada. Absolutamente nada. Por ningún lado aparecieron los deciles que la clase media y acomodada de México perdieron en los últimos años. Los economistas, los universitarios progresistas, no pocos periodistas culpígenos, militantes de partidos y todo Morena con el Presidente a la cabeza han festejado que los ingresos de los pobres hayan aumentado y en consecuencia la pobreza disminuido en los últimos años. No es para menos en un país tan desigual y herido por la pobreza, lastimado por la desigualdad, algo es algo.

Los críticos de Liópez informan que en efecto, el ingreso de los pobres aumentó, pero la pobreza extrema se incrementó y la devastación del sistema de salud deja a esos mismos pobres en condiciones precarias. Así es la cosa, aunque en Palacio Nacional hagan la fiesta con tamales de chipilín y champurrado: este modelo económico funciona, y que los conservadores se callen la boca.

Pues será el sereno y la serena (lenguaje incluyente), pero Gil se pregunta si para que la pobreza disminuya, los gobiernos tienen que empobrecer a los que ingresan más. Si es así estamos muy cerca de aquel disparate que Marx hizo famoso en su crítica al programa de Gotha de 1875: “de cada uno según su capacidad, a cada cual según sus necesidades”. Con la pena, pero qué dislate.

Mejor y peor

Los aumentos a los salarios mínimos, buena cosa, pero ¿y las pequeñas y medianas empresas abandonadas durante y después de la pandemia? ¿Y el acoso fiscal a esas empresas que apenas sobrevivieron a la catástrofe del covid enfrentada de manera criminal por este gobierno? ¿Y los empresarios que quebraron sin un peso de ayuda, ni un rescate al menos simbólico del gobierno? ¿Y los burócratas despedidos? ¿Y todos aquellos a los cuales les redujeron sus salarios?

De ese horizonte en llamas no hay muchos artículos, se entiende, usted tiene un coche y un departamento, venda el coche y acabó su problema, y sí persisten las molestías, venda su departamento y múdese a uno más pequeño.

Así las casas (muletilla patrocinada por Chu-chu-chu, Gilga está acatarrado), Gamés no va a prodigar un solo elogio a este gobierno por hacer algo que es obligación de todo gobierno: combatir la desigualdad y también no empobrecer a los medianos. Gilga supone que estas líneas le pondrán los pelos de punta a los economistas de izquierdas.

Mil cuadros estadísticos, Gerardo Esquivel en defensa de los extraordinarios números que ofrece el gobierno y el Presidente, toda la demagogia de los cuadros medios de Morena en algarabía, como si no hubieran destruido lo que encuentran a su paso. ¿No es un poco demasiado?

Números sin cuadros

Gil lo leyó en una nota de su periódico El Financiero: La reducción de la pobreza en México comprobada por el Coneval apunta a que el país redujo en 8.9 millones el número de pobres de 2020 a 2022, pasando de los 55.7 millones de pobres a los 46.8.

A pesar de la baja en las personas pobres, se detectó un incremento en las personas que declararon tener problemas con la atención sanitaria, de un 16.2 por ciento de la población en 2018 a un 39.1 por ciento en 2022.

Los indicadores de carencia social: Rezago educativo: En 2020 había 24.4 millones de mexicanos con este rezago, dos años después incrementó a 25.1 millones. Carencia por acceso a servicios de salud: uno de los incrementos más dramáticos, pasando de 35.7 millones de personas afectadas en 2020 a 50.4 en 2022. Este aumento pudo deberse a la reestructuración de los servicios de salud en el país y la pandemia. Carencia por acceso a la seguridad social: en 2020 había 60 millones de mexicanos con este problema, y para 2022 hubo 64.7. Carencia por acceso a servicios básicos de vivienda: otro indicador que incrementó ligeramente, pasando de los 22.7 millones de mexicanos a los 22.9.

Todo es muy raro caracho, como diría Juvenal: “La pérdida del dinero se recibe con mayores lamentaciones que la muerte”. 

Gil s’en va


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Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • [email protected]
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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