Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil seguía las huellas de Marcelo Ebrard en el tablero político, si tal cosa existe. El ex aspirante (tremenda palabra) a coordinador de los comités de defensa de la Transformación, reveló este lunes el nombre de la asociación civil con la que recorrerá México en las próximas semanas. Así lo leyó Gil en su periódico El Financiero: “‘El camino de México’ deberá elegir entre dos modelos de dirigencia. Uno donde él tome las decisiones u otro donde quienes se formaron en el movimiento de la 4T tengan voz y voto”.
Gil se rascó el coco con el dedo índice, pues no comprendió ni jota, pero no nos fijemos en naderías: “Estas cosas toman tiempo. A nosotros no nos van a doblar nunca”.
Gil no quisiera ponerse pesado, pero el ex canciller es como el junco, se dobla cada tarde de ventarrones: lo dobló Liópez en la encuesta para la candidatura de 2012; ahora vuelve a doblarlo para la candidatura de 2024 y además Ebrard le declara su cariño y respeto. Pas mal, lo que se llama un hombre acostumbrado a la mala vida, pero también a la buena, a la muy buena: París nunca se acaba.
¿El camino de Ebrard será de abrojos? No exactamente, todo tiene su recompensa, unas grandes, otras medianas, incluso las hay pequeñas, oh, sí. Y a Ebrard le gustan las recompensas, eso que ni qué. ¿O lo dudan?
La corriente dentro de lo fuera
Gil no da crédito y cobranza. El anuncio de Ebrard implica, por lo pronto, la creación de una corriente o facción dentro de Morena, algo que está prohibido por los estatutos del partido. Oh, no, fuera de lo dentro, o dentro de lo fuera. La verdad los estatutos de Morena no los respeta nadie.
Ebrard declaró: “Es una asociación civil lo que estamos formando hoy, no es un partido, lo aclaro, porque los partidos no se pueden formar ahorita. ¿Por qué formamos una asociación? Es la forma de organizarnos, somos un movimiento político, eso es lo que somos, pero necesitamos tener nuestra propia forma de organización, y los pasos que demos serán del movimiento”. En el anuncio de la creación de la asociación (ción-ción) “El Camino de México”, Ebrard señaló que su permanencia en Morena dependerá del resolutivo que entregue la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena. Lo verá el que beba.
La senadora Malú Mícher, quien fue la coordinadora de campaña de Ebrard, aseguró que no se irán de Morena. Gilga se pone nervioso, carambas: ¿se van o no se van, se quedan o no se quedan, se quedan y se van, se van y se quedan?
“¿Por qué insisten en vernos fuera de Morena?”, reprochó, “no hemos dado ninguna noticia al respecto, por favor, les pido que ese discurso ya lo echen para abajo”, manifestó Mícher. Señora Mícher, no lo tome a bien, pero solo ustedes han puesto en la mesa esa posibilidad al rechazar el resultado de la encuesta madre, pero en fon, chacun sa vie.
La presión
Ebrard señaló que hay presiones desde la dirigencia de Morena a sus colaboradores. Dijo el ex canciller: “A muchos les hablan y les dicen: ‘Ya no vayan’, ‘oye, tu senaduría o tu diputación o tu equis cargo’”. De que no la hagas de tos porque pierdes lo poco que te queda, que es casi nada.
Así las casas (muletilla patrocinada por Bartlett Chu-chu-chu. Chin, viene carta), de momento, su postura cierra el camino a una posible adhesión a MC, donde hay otros aspirantes a la candidatura presidencial, como el gobernador de Nuevo León, Samuel García. Oh, Sam; sí, Sam.
Esperen, no se muevan de sus lugares: acompañada del gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, Sheinbaum se presentó ante la militancia morenista de la ciudad de Morelia.
La coordinadora de los comités de Defensa de la Cuarta Transformación evitó este domingo responder preguntas sobre Marcelo Ebrard. Latinus cuestionó a Sheinbaum sobre si ha tenido comunicación con Marcelo Ebrard, pero evitó responder. Al ser preguntada por la división y el golpeteo entre las distintas “tribus” de Morena, Sheinbaum aseguró que no existe tal fractura. “No hay tribus en Morena”, respondió a Latinus.
Todo es muy raro, caracho, como diría Hillary Clinton: “Estamos en medio de una verdadera guerra contra la verdad, los hechos y la razón. Los ataques a la prensa deben tomarse en serio”.
Gil s’en va