Los temas del segundo debate Gil los domina, pero no a 120, como para publicar una columna de fuste y fusta. ¿Qué hacer? ¡Eureka! Buscar a los que saben, los amigos economistas de Gamés se las traen y con ellos no hay tu tía
Gil caminaba sobre la duela de cedro blanco con las manos entrelazadas en la espalda, mientra leía sus periódicos (ya quedamos en que esto sí es posible). El segundo debate presidencial se acercaba. Los temas económicos, de cambio climático y desarrollo sustentable van a parar al final a la hacienda, tema que Gilga domina, obvio, pero no al ciento veinte, como para publicar una columna de fuste y fusta. ¿Qué hacer? ¡Eureka! Pues busca a los que saben, le dijo un gamesito al oído. Huevo, perdón, ¡cierto¡, caviló Gamés. Ah, los amigos economistas de Gamés se las traen y con ellos no hay tu tía. Mensajes, espera nerviosa y ¡bingo! Dos de ellos le contestaron: Ciro Murayama y Pepe Casar, verdaderos drones que ven desde lo alto. Gil presenta en exclusiva sus comentarios a unas horas de que inicie el debate. Aquí vamos:
Crecimiento económico.
El PIB de México se contrajo -8.6% en 2020.
Tuvo el peor desempeño en el promedio de América Latina -6.4%. Son datos de la CEPAL, que dirigía la actual canciller Alicia Bárcena, no pueden decir que son “otros datos” ni fruto de una conspiración neoliberal.
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Por cierto, la economía mexicana empezó a ir mal desde antes de la pandemia de Covid-19, pues en 2019 (previo al confinamiento que empezó en 2020) el PIB ya se había reducido en -0.25%. También dato de la CEPAL. América Latina, en cambio, crecía. ¿Por qué se contrajo la economía en 2019? Porque López Obrador ahuyentó la inversión con la cancelación del aeropuerto.
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Visto en conjunto, todos los datos (OCDE, CEPAL, Inegi) indican que el sexenio de López Obrador es el de menor crecimiento del PIB del siglo, aun sin contar a la población (PIB per cápita).
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Entre 2018 y 2022 Estados Unidos creció 1.8%. México a 0%, sí cero por ciento.
Es la peor conducción económica en términos de la generación de riqueza de la economía mexicana en 40 años. Nada qué presumir.
Infraestructura
Que no presuman de grandes obras públicas: la inversión pública como porcentaje del PIB en este sexenio es inferior en promedio a 3%. La más baja en décadas.
Petróleo
La parábola de la naranja y el jugo de naranja. Desde luego es mejor negocio industrializar las naranjas y vender jugo de naranja procesado en los supermercados. Esto es así porque no hay mucha ganancia en la producción de naranjas. ¿Pero en el petróleo? Si el diablo te escrituró los veneros ya la hiciste. Tus costos, gracias a la geología de la suave y noble de la patria te permiten extraerlo a 20 o 25 dólares por barril y lo vendes a más de 80 dólares el barril (precio internacional). En una refinería ganas apenas unos 5 o 10 dólares por barril, y eso si eres el más eficiente (Pemex no lo es, ni de lejos, de hecho pierde en refinación). Conclusión: conviene invertir 18 mil millones de dólares en la producción de crudo y no en Dos Bocas.
Empleo
El último informe de pobreza laboral de ConevalL, de febrero de 2024, indica que 37% de los trabajadores en México la padecen: no les alcanza para llevar una canasta alimentaria a su casa. Más de la mitad de los trabajadores 55.4% son informales (es dato del Inegi).
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Sí mejoró el salario mínimo (gracias a que se creó la UMA y se desindexó el salario mínimo el sexenio anterior a propuesta de Chertorivski y Mancera, la verdad). Y eso redujo la pobreza.
“Responsabilidad” en el manejo económico: falso
En 2020, cuando la economía estaba en una profunda caída por la pandemia, el gobierno quiso tener “superávit fiscal” para 2021: gastar menos de lo que ingresaba, como si fueran tiempos de jauja. Fue el más neoliberal de todos los gobiernos: otros países gastaron para proteger a las empresas, al empleo, a la gente. México siguió la ortodoxia: no gastes.
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Dicen los criterios de política económica de 2020 para 2021: “se plantea un superávit primario de 6.2 mil millones de pesos”. Si todo se estaba cayendo, si cerraban empresas y se destruían empleos, ¿cómo el gobierno determinó cerrar el gasto público?
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En cambio, sí se programó un déficit (gastar más de lo que se recauda) en 2024 de 4.9% del PIB. ¿Cuál fue la diferencia entre un momento de apremio (2020-21) y otro que no lo es (2024)? Las elecciones.
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No se salvó a la gente, a los trabajadores, ni a las empresas en la crisis Covid. Pero sí se incurrió en déficit en 2024 para extender el gasto para ganar las elecciones.
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No importó la pandemia, la necesidad urgente de gastar en medicinas, en equipos, en pruebas, en vacunas. Pero en 2024 se inyecta dinero extra en temporada electoral. Una tremenda irresponsabilidad.