Cuánto daño nos ha hecho esa vieja idea del vaso medio lleno y el vaso medio vacío. Gil lo leyó en su periódico El Financiero en una nota de Héctor Usla: “Pemex obtuvo ganancias por 25 mil millones de pesos en el segundo trimestre del año”. He aquí el vaso medio lleno; las utilidades, en cambio, cayeron 80% comparadas con el segundo trimestre del 2022. Ese no es el vaso medio vacío sino el pozo profundo por donde se va el dinero público para salvar un fracaso llamado Pemex. Oh, sí. “En su reporte a la Bolsa Mexicana de Valores, la petrolera explicó que el menor rendimiento fue porque sus ventas totales descendieron 42.5% anual, por precios más bajos en diversos combustibles como gasolinas, diésel, turbosina y combustóleo”.
En apoyos a Pemex, el gobierno federal ha otorgado de 2019 a junio de 2023 la cantidad de 720 mil millones de pesos en beneficios fiscales y transferencias. De esto se ha tratado “el rescate de Pemex, uno de los proyectos prioritarios del Gobierno de México. A pesar de todo el apoyo que recibe, la situación de la empresa no ha mejorado en lo más mínimo y no se ve que pueda mejorar en poco más de año y medio, tiempo que le queda a este gobierno”, dijo Oscar Ocampo, coordinador de energía del Instituto Mexicano para la Competitividad.
Adversidades
Octavio Romero Oropeza, director general de Pemex, explicó en conferencia de prensa con inversionistas que “la empresa ha tenido diversas adversidades durante las últimas semanas. Sin embargo, son situaciones que se dan en todas las industrias de alto riesgo”. De acuerdo: siempre estallan las plataformas, hay derrames catastróficos, contaminación de los mares y pérdidas inconmensurables. Y qué le hacemos: nada, aguantar vara. “Diversas adversidades”, se oye bien.
Oigan al director de la petrolera: “Siempre se presentan incidencias operativas, lo importante es darles su justa dimensión”. A veces Gil quisiera viajar con los extraterrestres a planetas lejanos, en serio y de verdad. El directivo resaltó que Pemex cuenta con el apoyo del gobierno federal para hacer frente a sus obligaciones financieras: “como en ninguna otra administración, la relación con el gobierno federal ha sido estrecha y se ha apoyado a Petróleos Mexicanos de diversas formas que han permitido superar importantes retos”. No nos diga, señor Oropeza, no nos habíamos dado cuenta del apoyo del gobierno.
Por lo demás, se han otorgado 138 mil millones de pesos mediante créditos fiscales entre 2020 y 2021.
Gil sabe que somos soberanos, que nuestro oro negro no se vende al extranjero, que el espíritu de Lázaro grande conversa con el Presidente en los pasillos de Palacio por las noches y le dice: “no hagas caso de las críticas, Andrés Manuel, vas por el buen camino. Gástate todo el dinero de la educación, la salud, la obra pública en esa empresa que con valentía recuperaste de manos indignas”. Y Liópez, dicen los que saben, contesta: “Sí, Lázaro, así lo haré por el bien de México. Por cierto, te mandan saludos tu hijo y tu nieto”. Y en fin.
El reporte trimestral reveló que la deuda de Pemex se elevó 2.5 por ciento respecto al cierre de 2022, al ubicarse en 110 mil 509 millones de dólares. Lectora, lector, no se dejen engañar, las cifras neoliberales son capaces de todo, incluso de revelar la realidad.
Esquina
Con las manos negras que metió en un barril de petróleo, con el alma enchapopotada de nacionalismo, Gil leyó la “Esquina” de su periódico Crónica, ese breve editorial que publican en la primera plana: “Cuando el gobierno de Morena tomó el control de la CFE, la empresa eléctrica registraba utilidades de casi 50 mil millones de pesos. Cinco años después arroja millonarias pérdidas, además de los 425 mil millones de pesos que destina para subsidiar tarifas. Es un barril sin fondo y un freno para el sector industrial que por los apagones debe suspender la producción. Eso pasa cuando se planea sobre las rodillas”. Gil añade: eso pasa cuando se planea con los pies. Licenciado Bartlett, ni se tome el trabajo de responder, Gil sólo ha citado a su periódico Crónica.
Todo es muy raro caracho, como diría La Fontaine: “Todo adulador vive a expensas de quien lo escucha”.
Gil s’en va