Política

Complejo del Cubrebocas. Memorias del coronavirus/ LXXX

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Miércoles 22 de julio de 2020. 6:50 am. Inolvidable año de Leona Vicario. Madrugando. Apenas amanecía y Gamés ya se preguntaba en la oscuridad si un grupo de sabios podría explicarle a México y el mundo el pleito del Presidente con el cubrebocas. Muy pocos saben que el doctor de Viena incluyó en sus investigaciones el Complejo del Cubrebocas. ¿En qué consiste? En una trasgresión del Yo en la cual el desplazamiento del Ello convierte la negación en ofensa: no uso cubrebocas y háganle como quieran. Que lo use el mundo, a mí mis timbres.

El Complejo del Cubrebocas, demostró después Lacan, encierra, sin duda, un rechazo al miedo implosivo: no lo uso porque significaría miedo interior. Mientras hombres y mujeres se ponen el cubrebocas, el Presidente crece como en el cuento de la habichuela mágica y se le ve como un ser superior, ya concebido, por cierto, en el Nuevo Testamento. Gil ha explicado así y sin costo alguno el hecho habitual de que el Presidente de México no use cubrebocas, instrumento esencial según los sabios para evitar el contagio del coronavirus. Sí: Complejo del Cubrebocas que Freud enunció y tiempo después Lacan abismó, sí, abismó en su estudio del estadio del espejo. Se ha comprobado que un tratamiento de cincuenta años cura el Complejo del Cubrebocas. Ya en serio, Presidente, póngase el maldito cubrebocas.

***

12:15 pm.

El secretario de Hacienda se llevó un sopapo del Presidente por meterse con el Complejo del Cubrebocas. Después de padecer covid-19, el secretario dijo que el tapabocas será de gran utilidad para relanzar con mayor éxito la economía en la nueva normalidad.

“No, pues está muy desproporcionado, ojalá y fuera eso, y si fuese el cubrebocas una opción para la reactivación de la economía, me lo pongo, pero no es así”, respondió el presidente Liópez Obrador. El primer mandatario insistió en que él sigue las indicaciones de los expertos y se cuida manteniendo la sana distancia y recurriendo al lavado frecuente de manos. Aquí resalta a todas luces el Complejo del Cubrebocas.

El secretario de Hacienda argumentó que su comentario fue para hacer conciencia de que en la reactivación económica todos debemos de tener medidas de cuidado. Puso como ejemplo marcar distancia en las cadenas de producción, utilización de caretas y cubrebocas, gel antibacterial: “Era una narrativa para decir que nos vamos a tener que reorganizar a través de mecanismos distintos; el regreso a una normalidad y a una recuperación y como el Presidente señaló, ya están empezándose a recuperar empleos, hay recuperados casi 104 mil empleos en la construcción. Lo hacen en condiciones distintas y esas condiciones implican medidas de sanidad y de cuidado, algunas de ellas pueden ser los cubrebocas”. Correcto, pero a la narrativa del secretario le toca la poética del Presidente y san se acabó.

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2:30 pm.

La hora sagrada. Vaso corto. Tres rocas, un chorro de Grey Goose y toque de Perrier. De que ya hay problemas psicológicos por la pandemia; confinamiento, miedo, irritabilidad, trastornos nocturnos. Gilga padece todos los síntomas de la epidemia psicológica, por eso pasa largos minutos en el clóset. Gil recordó un cuento de Woody Allen, “Notas”: “Esperar a que la noche llegue a su fin se me hace cada vez más duro. Ayer experimenté la incómoda sensación de que unos cuantos hombres intentaban irrumpir en mi cuarto para lavarme la cabeza. Pero, ¿por qué? Estuve imaginándome que vislumbraba formas tenebrosas, y a las tres de la madrugada la ropa interior que arrojé sobre una silla me pareció el káiser con patines. Cuando por fin logré conciliar el sueño, volví a padecer ese horrible sueño en el que una ardilla trata de conseguirme como premio en una rifa. Desesperanza”.

Gil cree que el secretario Jiménez Espriú, titular de Comunicaciones y Transportes, padece pesadillas similares, en una de las cuales la Marina trata de conseguirlo como premio de una rifa que organiza el Presidente de la República.

Todo es muy raro caracho. Como diría Boileau: “Un necio encuentra siempre otro necio aún mayor que le admira”.


Gil s’en va
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Gil Gamés
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  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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