Ayer se anunció que Claudia Sheinbaum será la próxima coordinadora nacional de los comités de la defensa de la Cuarta Transformación; en pocas palabras es la candidata presidencial de MORENA para 2024.
Sin embargo, otro suceso llamó más la atención que el nombramiento de Sheinbaum:
el descontento de Marcelo Ebrard con el proceso interno de MORENA para elegir al coordinador nacional, lo anterior es debido a inconsistencias con las cinco encuestas levantadas que dieron por ganadora a la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México.
¿Romperá Ebrard con MORENA? Habrá que esperar.
El ex canciller ha dicho que el próximo lunes anunciará, junto con su estructura nacional, que decisión tomará.
Durante esta “precampaña” todas las corcholatas comenzaron con desventaja respecto a Claudia Sheinbaum, desde hace tres años ha tenido todo el aparato político de MORENA y del Gobierno Federal a su favor con la finalidad de allanarle el camino para ser la sucesora de López Obrador.
El resultado de la encuesta principal de MORENA colocó a Sheinbaum con 39.4% de las preferencias, en tanto que Ebrard alcanzó un 25.6%.
Hay varias lecturas políticas respecto a la inconformidad de Ebrard y lo que ello detonará a posteriori.
La primera es que la invalidación del proceso interno para Ebrard tiene como fin presionar a la dirigencia nacional de MORENA a fin de negociar espacios políticos para su equipo en las próximas elecciones, de esta manera se disciplinaría.
La segunda es un mensaje de ruptura dirigido al presidente López Obrador, como mencioné líneas arriba es evidente que Sheinbaum inició con ventaja, desde 2021 la han posicionado en medios de comunicación, la mayoría de las estructuras morenistas de los estados y municipios cerraron filas en torno a ella durante estos meses en los que las corcholatas recorrieron el país.
Una tercera lectura es que Ebrard romperá con MORENA, más no con el presidente López Obrador, para irse a Movimiento Ciudadano con el objetivo de ser su abanderado presidencial.
La cuarta lectura es que Ebrard no romperá con MORENA por su lealtad a López Obrador, pero tampoco validará el proceso interno, aplicará lo que comúnmente hacen los priistas cuando están inconformes cuando les imponen una candidatura: trabajar, pero con brazos caídos, es decir, en la forma dirá que apoya a Sheinbaum, empero en el fondo operará en contra de ella o bien será neutro durante la contienda electoral.
Diversos escenarios se plantean con la inconformidad de Ebrard.
En política no hay sorpresas hay sorprendidos, desde hace semanas el excanciller sabía que Sheinbaum sería la ganadora, por ende, comenzó a lanzar críticas contra la dirigencia nacional del partido guinda.
Es evidente que la postura que ha tomado Ebrard traerá consecuencias negativas en el corto y/o mediano plazo para MORENA, es cuestión de tiempo.
Si no se da una escisión interna en la 4T ahora seguramente se dará una vez que López Obrador deje la presidencia.