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Los hijos monstruos

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  • Gabriel Rubio Badillo

¿Te han platicado tus hijos que observaron incidentes de bullying en su escuela? ¿De casualidad les preguntaste qué hicieron ellos? ¿se dedicaron a reírse o quizá a grabar las agresiones? ¿se sumaron a alguna de esas golpizas? ¿o simplemente permanecieron indiferentes?

¿Podrías con certeza responder con un rotundo NO a cualquiera de esas opciones? El común de los padres de manera impulsiva aseguran que ninguno de sus hijos haría ninguna de esas cosas. ¿Cómo te explicas entonces que en más del 90% de los casos de bullying los chicos hicieron siempre alguna de esas opciones?

Es terrible e increíble la ceguera de la mayor parte de los padres para intentar ignorar que tienen un hijo monstruo. Así. Con la crudeza con que se lee. ¿Existe otro calificativo para una persona que a tan corta edad, disfruta el mirar sangrar a alguien en una golpiza o recibir patadas en el rostro? ¿El darse cuenta que una chica le destroza el craneo a otra con una piedra mientras te ríes y grabas en video no es una monstruosidad? Dos jovenes de secundaria lanzaron a otro contra una pared mientras el resto de sus compañeros celebraban. Estos dos últimos casos terminaron con saldo mortal.

La monstruosidad está presente en los maestros y directivos que permanecen omisos a pesar de las denuncias continuas del bullying. Está presente en los ministerios públicos y en los jueces que protegen y solapan a los pequeños criminales y que sólo actúan contra ellos cuando los medios de comunicación y la sociedad, ejercen una presión extrema.

Es monstruoso que la directora de una secundaria de Altamira Tamaulipas, mantenga en el plantel a los autores intelectuales de la golpiza que sufrió otro alumno y que le causó lesiones de por vida.

Ser un monstruo no sólo significa ser un golpeador criminal; ser un monstruo es quedarse mirando a videograbar y no defender a la víctima ni denunciar los hechos. Es no actuar con las herramientas de la ley para castigar a los culpables protestando “la inocencia de su minoría de edad”. Pero sin duda nada es tan monstruoso, como engendrar hijos por deporte y dejarlos que se pudran tanto, para convertirse en cobardes abusivos o en cobardes indiferentes.

Gabriel Rubio

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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