De manera preocupante van en ascenso los trastornos de ansiedad, miedos paralizantes y alteraciones conductuales en niños, a causa de videojuegos y personajes envueltos en enorme polémica.
El más reciente: un espantoso muñeco de boca deforme llamado “Huggy Wuggy” que, según testimonios, es parte de un videojuego ansiogénico y aterrorizante para niños sensibles. Algunos argumentan que esto es una exageración, y que nadie se traumó antes con Chucky o Annabelle ni con Freddy Krueger. Pero lo que sin duda es distinto, es el nivel de apoyo psicológico y emocional con que cuentan los niños de estas generaciones, comparadas con las anteriores. Los niveles de perversión o maldad son más altos. Los riesgos son aún mayores.
Internet se ha vuelto una puerta abierta al peligro y a las amenazas. Existen videojuegos en línea, donde los niños interactúan con adultos que se hacen pasar por chicos de la misma edad.
Tenemos registrados muchos casos en psicología clínica, de niños que han sido vulnerados en sus cuentas y en su intimidad, que han compartido fotografías inadecuadas de carácter sexual e información delicada de ellos y sus familias. Información que los pone en riesgo.
Son amenazados y extorsionados por los ciberdelincuentes para devolverles sus cuentas, a cambio de dinero o favores sexuales. Por lo menos en México, la efectividad de la policía cibernética está en el suelo.
No conocemos un solo caso donde se haya hecho justicia y capturado al ciberdelincuente.
Lo que viene después para los niños y la familia es todo un martirio.
Muchos videos y fotografías circulan en Internet; imparables.
Acarreando con ello el famoso bullying en las escuelas y presiones psicológicas que han llegado a desembocar en suicidios.
Y todo empezó como un juego de niños.
Es lamentable que el nivel de desconocimiento de los padres en materia tecnológica deja vulnerables a sus hijos a sufrir abusos y extorsiones.
Instalar controles parentales en los aparatos pero, sobre todo, platicar a fondo con nuestros hijos y capacitarnos con los profesionales, es fundamental para evitar que más chicos sigan exhibidos en Internet y apesadumbrados por los traumas emocionales consiguientes. _