Política

Las aves nos unen

  • Columna de Francisco Valdés Perezgasga
  • Las aves nos unen
  • Francisco Valdés Perezgasga

No sólo las aves migran. Migran tarántulas, mariposas, insectos, grandes mamíferos. 

Pero todas estas migraciones, estos ciclos de presencias y ausencias han sido siempre motivo de maravilla para los humanos. Al principio fueron también fuente de misterio. ¿Dónde iban los animales que desaparecían? ¿A dónde irá, veloz y fatigada, la golondrina que de aquí se va?

Aristóteles aseguraba que las golondrinas no migraban y se refugiaban en agujeros donde mudaban de plumaje y pasaban el invierno. 

En cuanto a otras aves especulaba el filósofo griego, correctamente, que viajaban a sitios más al sur o a tierras más bajas. 

Otros autores clásicos aseguraban que los pájaros que desaparecían en invierno en realidad se transformabam en las aves que no desaparecían y que, a la vuelta del calor, volvían a transformarse a su forma original.

Charles Morton, terminando el siglo 17 aseguraba que las aves que desaparecían en el otoño, migraban a la Luna. En el siglo 18, el conde de Buffon demostró experimentalmente que las golondrinas no eran capaces de hibernar, como lo hacen los osos y otros mamíferos.

Todas estas ideas y teorías confusas empezaron a aclararse cuando, en 1822, cerca de la villa alemana de Klütz apareció una cigueña blanca con una flecha que le atravesaba el cuello. Dicha flecha correspondía a las usadas por algunos grupos de África central.

La fascinación humana con las migraciones data desde la existencia de la mente inquisitiva. La maravilla y el misterio que rodean a estos viajes estacionales tan largos, su capacidad de marcar el paso del tiempo, los ciclos naturales, nos lleva a honrarlos con dos días mundiales de las aves migratorias, uno en el segundo sábado de mayo y el otro en el segundo sábado de octubre, ayer.

Desde julio empezaron a llegar al Cañón de Fernández y a los parajes del Aguanaval los playeros alzacolitas desde sus hogares estivales tan lejanos como el norte de Alaska y norte de Canadá y se empezaron a ir los vireos de Bell de sus mezquites laguneros a las planicies costeras del Pacífico, los cucúes pico amarillo a Sudamérica y los llanos al oeste de Tlahualilo se van poblando de cientos de aguilillas de Swainson descansando en su larguísimo viaje desde Norteamérica hasta la Pampa.

La maravilla que son las migraciones constituye un proceso que se ha desarrollado desde hace millones de años. Desde muchísimo antes que hubiera aparecido sobre la faz de la Tierra nuestra especie o las especies que nos antecedieron.

Las aves migratorias unen al mundo. Ponen en duda la validez de las fronteras políticas, para ellas inexistentes. 

Nos ligan a todos y a todo. Lo que debería movernos a la admiración y a la reverencia. Movernos a cuidar los espacios naturales indispensables para que las migraciones continúen. 

Espacios como el Cañón de Fernández, hoy tan agredido y tan amenazado.


(twitter.com/fvaldesp)

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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