El 3 de enero de 1914, Pancho Villa firmó un contrato de exclusividad con the Mutual Film Corporation.
Por 25 mil dólares, Villa acordó atacar al ejército federal sólo durante el día para que fuera posible que las cámaras registraran las acciones.
Las filmaciones empezaron durante la batalla de Ojinaga en enero de 1914, la cual, según algunos, se retrasó para dar tiempo a que llegaran los camarógrafos estadounidenses.
Así iniciaría un proyecto documental que, semanas después, cambiaría al del género de ficción.
La Mutual propuso realizar una película sobre la vida del General.
Se firmó otro contrato. La obra se llamaría The Life of General Villa (1914) y la dirigiría Christy Cabanne.
La cinta se realizó, y formada por fragmentos extraídos de la vida real y otros actuados, se proyectó el 9 de mayo de 1914 en el Lyric Theater de Nueva York y en Londres en el Pabellón de Shaftesbury, un mes después de la toma de Torreón.
Lamentablemente, de esta cinta sólo se conservan fragmentos.
El historiador Kevin Brownlow encontró trozos del documental en The Ragged Revolution (1988), documental sobre la Revolución producido por la Yorkshire TV.
Hace algún tiempo me comentó Fernando del Moral, investigador del cine documental de la Revolución, que contaba con pietaje de este mítico filme.
Pese a que la película del general se exhibió en Estados Unidos con relativo éxito, es necesario mencionar que este romance entre Villa y Hollywood terminó de manera violenta.
En los primeros acosos a La Laguna en 1914, el Centauro sintió que, por primera vez en su carrera militar, podía perder la batalla.
Entonces, tuvo que agredir sin reserva a los federales, de lo contrario caería en el abismo de la derrota.
De esta manera decidió desatar aquel infierno en la oscuridad sobre Gómez Palacio, deshaciendo contratos firmados e implícitos.
Por las noches, atacó con dinamita las posiciones enemigas. Los federales ciegos en las tinieblas disparaban a sombras móviles alrededor suyo, hasta que eran golpeados letalmente.
Cuenta Rafael F. Muñoz que el Cerro de la Pila “parecía arder; semejaba un volcán ebrio que arrojara escupitajos de fuego”, y que los fortines, uno a uno, eran tomados por “asaltantes fatigados, sudorosos y manchados de lodo sangriento”.
Tras noches de ataque, los federales abandonaron Gómez Palacio.
La carga de fuego continuó en Torreón. Desmoralizados y exhaustos, intuyendo la muerte como destino, los federales huyeron a San Pedro de las Colonia. Allí recibieron otro regimiento de 6 mil soldados.
Pero la derrota fue inevitable. La División del Norte, con cerca de 3 mil heridos, mil muertos y 10 mil soldados en activo, consumó la victoria.
Los espectadores del asedio quedaron horrorizados, incluyendo a John Reed y los camarógrafos de la Mutual. Algunos de ellos regresaron a los Estados Unidos y Reed también desertó.
Emprendería su camino a Europa, donde culminaría narrando el triunfo de la Revolución Rusa.
El infierno había subido a la Tierra y, además de los problemas para filmar durante aquella larga noche roja, surgió la censurar. Inclusive Huerta asilenció a sus camarógrafos.
En aquel mismo mayo del 14, casi al mismo tiempo que se presentaba la película de argumento de Villa en los Estados Unidos e Inglaterra, se proyectó en la Ciudad de México “El aterrador 10 de abril de San Pedro de las Colonias”, atribuida a Fritz Arno Wagner, quien filmó las batallas del lado federal.
La función en el Salón Rojo fue censurada y el filme, se presume, fue destruido.