Cultura

Venus y los Cinco Soles

  • 30-30
  • Venus y los Cinco Soles
  • Fernando Fabio Sánchez

Leí el relato de los Cinco Soles y las diferentes creaciones de la humanidad en los libros de texto gratuitos de primaria, allá en los ochenta, con ilustraciones que condicionaron mi sentido de la estética y mis gustos académicos posteriores.

Lamento no tener aquellos volúmenes que recibí en la ya desaparecida Escuela Primaria Federal Felipe Carrillo Puerto en la colonia Moderna de Torreón, pero, como ya dije, sus páginas se quedaron en mí y ahora alivian un poco la nostalgia.

El relato cuenta que hemos vivido una secuencia de Cinco Soles o mundos, cada uno gobernado por una divinidad.

El Primer Sol fue creado por Tezcatlipoca o Espejo Humeante. 

Este dios poseía el poder de ver y conocer todo, y estaba asociado con el destino, la oscuridad, la brujería, la tentación y el cambio. 

Era dual, como muchas de las deidades mexicas, y bien podría traer fortuna o desgracia.

En el Primer Sol, los seres humanos eran gigantes y vivían en paz. Pero el Sol fue destruido por jaguares, y estos devoraron a la humanidad. Así los hombres y mujeres se transformaron en felinos salvajes.

El Segundo Sol fue creado por Quetzalcóatl, dios del viento. Durante esta era los seres humanos convivían en armonía, pero el Sol fue destruido por un turbulento huracán que desoló la Tierra. Los humanos se convirtieron en monos.

Tláloc, el dios de la lluvia, gobernó el Tercer Sol. En este mundo, la humanidad fue destruida por una lluvia de fuego, y los sobrevivientes volaron al cielo y se volvieron aves.

El siguiente Sol fue gobernado por Chalchiuhtlicue, la diosa del agua. La edad terminó con una gran inundación que cubrió la Tierra, y los seres humanos se transmutaron en peces.

Así llegamos al Quinto Sol, nuestro mundo actual, gobernado por Tonatiuh, deidad relacionada con la luz, la energía, la guerra y el sacrificio. 

El año pasado publiqué varias entregas sobre este relato, basadas en la obra de Fray Bernardino de Sahagún.

Leímos que, luego del sacrificio de Nanauatzin y Tecuciztécalt, los dioses decidieron inmolarse para que la Luna y el Sol caminaran por el firmamento. 

Así el Aire, es decir, Quetzalcóatl, se encargó de la increíble tarea y mató a todos los dioses, con la excepción de Xólotl, su hermano gemelo.

Xólotl lloró ríos y sus ojos se hincharon. Luego huyó al campo y se escondió en los maizales. Se transformó en pie de maíz, y los labradores así lo llamaron, Xólotl.

Luego de ese acto, sus señas de identidad emergieron y fue reconocido. 

Entonces huyó una vez más. Se refugió en los magueyes, convirtiéndose en uno de ellos. 

Pero otra vez fue visto, y se echó a correr, hasta sumergirse en el agua.

Allí se hizo el pez que llamaron axólotl y, al final con esa forma, lo atrapó su hermano para darle muerte y, así, el Sol y la Luna empezaron a andar.

¿Es Xólotl un dios cobarde y egoísta que no quiso morir? ¿Cuál es su relación con Venus, su hermano, los perros xoloitzcuintli y la humanidad? 

Continuemos navegando los mitos de estos mundos, soles y dioses, atesorados desde la infancia, en las siguientes entregas.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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