Cultura

Venus, el doble guardián

  • 30-30
  • Venus, el doble guardián
  • Fernando Fabio Sánchez

En el mito de la creación del Quinto Sol, el dios Xólotl debe morir como los demás dioses para que el Sol y la Luna caminen en el cielo. 

Pero Xólotl no quiere dejar de existir y se esconde utilizando sus poderes de transformación.

Al fin, el dios del viento lo atrapa bajo la forma de ajolote, el anfibio que es siempre larva, y le da muerte. 

De esta manera, el mito parece resaltar la importancia del impulso vital de Xólotl, que sería el de todas sus (las) formas, incluyendo la nuestra, en la mecánica del universo. Allí nace la idea y la necesidad del sacrificio.

Este drama se halla representado en los cielos. Sería Venus el guardián del Sol, que aparece en el firmamento antes del amanecer por 263 días.

Luego el Sol, o sea, Tonatiuh, nace y raya el agua, la tierra y las rocas con sus picos de luz, y durante el día otorga vida, tal como lo sugiere el rostro central de la Piedra de Sol o Calendario Azteca, que saca la lengua entre sus perlados dientes.

Pero este navegar llega a la última escala de su ciclo hacia el atardecer. 

Es aquí cuando el lucero (ahora de la tarde) aparece por otros 263 días, y este guardián será el encargado de acompañar al Sol en su camino por el inframundo, con la esperanza de que lo atraviese y vuelva a elevarse con toda su luz.

Esta es la historia de un astro que es dos al mismo tiempo, la historia de Tlahuizcalpantecuhtli (como llamaron los mexicas al planeta-estrella más brillante), una entidad doble formada por Quetzalcóatl y Xólotl, el lucero del alba y la estrella de la tarde, los dos dioses que, para completar el sol de nuestra era, debieron encontrarse en una escena de (auto)sacrificio.

En el Códice Borbónico, manuscrito prehispánico pictográfico “resguardado” en París, Xólotl aparece dentro del calendario ritual mexica de 260 días, el Tōnalpohualli.

En la página 16, encontramos al Sol llevando un escudo que simboliza su resplandor. 

A la derecha está Xólotl, en su forma de perro, cuadrúpedo, con garras y hocico, y con un caracol en el pecho.

Un mazo de flechas en el centro apunta hacia la derecha, símbolo del poniente, definiendo la trayectoria del Sol. 

Xólotl se encargará así de cuidar a Tonatiuh cuando se sumerja en la oscuridad y, ya convertido en su gemelo de luz, anunciará el triunfo, la resurrección del día.

Xólotl es quien carga el trabajo oscuro de su hermano, una especie de agente de la sombra, que al final viene a resolver los problemas más terribles.

Es una figura crística, que baja y sube a los infiernos, y no solo porque cuida el Sol a lo largo de la noche, sino porque es creador de la humanidad, guía de las almas, como veremos más adelante.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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