Es imposible no pensar en la vida y en la muerte al pasar por el entronque entre el Highway 46 y el 41, en el estado de California. Allí murió James Dean el 30 de septiembre de 1955.
El actor conducía un Porche Spyder 550 con el número 130 en el cofre y en las puertas, y se estrelló de frente con un Ford Tudor Coupe que conducía un estudiante de 23 años, quien venía justo de California Polythechnic State University, institución donde yo trabajo.
Decenas de veces he realizado el trayecto entre San Luis Obispo y Bakersfield, cuya duración es 2 horas. La ruta atraviesa las montañas que marcan el inicio de Los Padres National Forrest. Varias veces me han dicho que tenga cuidado con esa carretera porque hipnotiza a los conductores.
Yo escucho, aunque sé que la llamada “fiebre de la línea blanca” o hipnosis de la carretera es un fenómeno que puede ocurrir en cualquier camino.
Casi a la mitad de la ruta se encuentra el memorial al actor que había nacido en Marion, Indiana, en 1931, bajo el nombre de James Byron Dean. También se halla un pequeño café que ha cambiado de nombres y de dueños, y en cuyas paredes, no obstante, cuelgan permanentemente las fotografías a blanco y negro más famosas de Byron. Los conductores se detienen, como yo, a gozar de la compañía de este joven eterno de 24 años.
Cada uno de los paseantes elige un aspecto distinto de la vida de James Dean. Sentado, contempla ya sea su apariencia (su sonrisa, su corte de pelo, su mirada esquiva) o busca un mensaje más profundo, algo más allá que la forma de sus anteojos redondos y sus tenis blancos y gastados apenas puede expresar.
Siente la melancolía de ese que camina, protegiéndose del frio y de la lluvia, por el bulevar de los sueños rotos.
En la pared de la derecha, en camino hacia la cocina desde la entrada principal, han puesto un poster que contiene las fotografías que tomó Dennis Stock, cuando él y James fueron de visita al pueblo de infancia, Fairmount, Indiana, en el invierno entre 1954 y 1955, 9 meses antes del accidente. Tales momentos dramatiza el filme Life (2015), de Anton Corbijn. (Continúa) .