Recuerde el lector que Marco Aurelio de hablaba a sí mismo en las entradas de su diario.
Así, nos asomamos al libro dos, donde nos habla, entre otras cosas, de la concentración y las elecciones mentales en el instante.
2. Sea lo que sea esto que soy, es carne y espíritu y un poco de inteligencia. Deja de un lado los libros y no te distraigas. Eso no está permitido.
En vez de ello, desprecia tu carne como si fueras a morir hoy. Esta carne: desorden de sangre, pedazos de hueso, enramado de nervios, venas y arterias.
Piensa que el espíritu es aire y es nunca el mismo aire, sino que es exhalado una vez y vuelto a respirar a cada instante.
Finalmente, la inteligencia. Piensa de esta manera: eres un hombre viejo.
Deja de permitirle a tu mente que sea esclava, que sea sacudida por impulsos egoístas, que dé patadas al destino y al presente, que desconfíe del futuro.
5. Concéntrate cada minuto como un romano y haz lo que está enfrente de ti con seriedad precisa y genuina, tiernamente, con voluntad y con justicia.
Libérate a ti mismo de todas las distracciones. Sí, tú puedes, si sólo hicieras esto como la última acción de tu vida y dejaras de vagar sin sentido e impidieras que tus emociones anularan lo que tu mente dice, y no fueras hipócrita, centrado en ti mismo, irritable.
¿Ves lo poco que se necesita para vivir con satisfacción y reverencia? Si puedes hacer esto, es lo único que los dioses piden de ti.
6. Sí, continúa degradándote a ti mismo, a tu alma.
Pero muy pronto perderás el camino que dirige a la dignidad. Cada uno de nosotros recibe una oportunidad.
La tuya está casi al límite, y en vez de que te trates a ti mismo con respeto, has confiado tu propia felicidad al alma de los otros.
7. ¿Te distraen las cosas del exterior? Entonces haz tiempo para aprender algo que valga la pena; deja de sentirte jalado a cualquier dirección.
No obstante, asegúrate de que estás protegido en contra del otro tipo de confusión.
Las personas que trabajan siempre, pero no tienen ninguna intención de dirigir sus pensamientos e impulsos y desperdician su tiempo, inclusive cuando el trabajo es duro.
11. Puedes morir ahora mismo. Deja que eso determine lo que haces y aquello que piensas.
Si los dioses existen, dejar el mundo humano no debe despertar temor. Los dioses nunca te harán daño.
Y si no existen, o no les importa lo que nos pasa, ¿de qué sirve vivir en un mundo sin dioses o Providencia?
Pero los dioses existen y a ellos les importa lo que nos sucede, y han puesto dentro de nosotros la razón para evitar aquello que nos daña.
…
Pero la vida y la muerte, el éxito y la derrota, el dolor y el placer, la riqueza y la pobreza, todo esto le sucede a buenos y a malos de igual manera, y no hay nobleza ni degradación en ello, y por lo mismo no son ni buenas ni malas circunstancias.
*Traducción personal de “Meditations”: Marco Aurelio (Modern Library; trad. Gregory Hays).