Política

49.995 por ciento

Cinco milésimas de 1 por ciento debajo de la mitad de las acciones de la Refinería de Deer Park en Houston, Texas, propiedad de Royal Dutch Shell: fue lo que compró Pemex en los tiempos de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari.

O sea: intencional minoría accionaria, que ha privado por decenios a Pemex de poder tomar la decisión sobre las importantes utilidades que, año con año, ha generado estos decenios la refinería junto a nuestra frontera.

Lo cual ha permitido a Royal Dutch Shell, tenedora del 50.005 por ciento, o sea: mayoría legal, decidir que todas las utilidades que ha generado en ese largo periodo, se hayan reinvertido legal y utilitariamente en mantener estable la producción.

Ahora Royal Dutch Shell tiene adquiridos otros compromisos internacionales: cómo lograr lo que llaman “neutralidad carbono” en los próximos 30 años.

La operación concertada está sujeta, naturalmente, a la aprobación regulatoria federal de los Estados Unidos de América, porque allí sí tienen muy claro que la actividad petrolera es estratégica y no simplemente una actividad sujeta a la libre oferta y demanda.

Como cuando China quiso comprar UNOCAL: una pequeña planta en California, hace años y el gobierno federal de Estados Unidos negó rotundamente la autorización de la compra-venta, por tratarse de “una actividad estratégica”.

Como hace notar Enrique Galván Ochoa, aquí en México “falta un buen número de años para que los mexicanos sustituyan sus automóviles de gasolina por los eléctricos o híbridos… Están fuera del alcance del poder adquisitivo del consumidor”.

Y como también hemos mencionado en este espacio desde la disparatada propuesta de Ricardo Anaya en 2013, no es realista ni prudente retirar 2 millones de vehículos rodando en nuestras calles y carreteras, con una vida útil de 10 años.

Así que, en el corto plazo, resulta de necesidad estratégica garantizar el abasto propio de gasolinas, diésel, turbosina: reconfigurar las seis refinerías antiguas de Pemex (a cargo directo de la ingeniera Rocío Nahle), concluir la nueva refinería en el delta de Dos Bocas (con crudo totalmente garantizado por mar y tierra) y la seguridad que ofrece Deer Park desde Houston junto a la frontera mexicana, mientras se avanza en la reconversión energética en el planeta.

El gobierno federal que preside Andrés Manuel López Obrador ha concertado con Royal Dutch Shell la compra-venta de la otra mitad de la refinería de Deer Park (más las 5 milésimas de un punto porcentual para que así Pemex pase a ser la plena propietaria de esa refinería texana, por 596 millones de dólares.

Quizá para evitar especulaciones acerca de que se había propuesto venderla, la transnacional ha declarado que la oferta de compra provino de Pemex.

Según declaró Huibert Vigeveno, Director de refinación de Shell, “después de una oferta no solicitada de Pemex, hemos llegado a un acuerdo” para traspasarles el resto. Eso explica el precio barato de la ocasión.

Pemex lograría así una producción total de un millón 362 mil barriles diarios en promedio con el propósito de garantizar el abasto pleno de gasolinas, diésel y turbosina para aviones y demás petrolíferos.

Así “en 2023 seremos autosuficientes”.


Esteban  Garaiz

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