A pesar de que a muchos les encanta trollear a los boxeadores en retiro que deciden descolgar los guantes, a mí me gusta mucho más esa idea que la de andar viendo a esos youtubers que no solo fingen tener una guardia linda para sus fotos de Instagram, sino que a últimas fechas agarraron valor para hacer el ridículo a lo grande tirando golpes con la misma gracia que un hipopótamo de Fantasía en carteleras donde boxeadores profesionales terminan siendo sus teloneros.
¿No les da vergüenza pelear así? Bueno, para ser sincera sé que por 7 u 8 millones de dólares, ¿cuál pena, no? Pero, deportivamente hablando, da coraje ver esas peleas donde a los boxeadores hasta se les cruzan las piernas.
Ahora a todo este circo de peleadores nueva generación se quieren sumar otros deportistas y ahí está el caso del ex Steeler Antonio Brown, quien ahora fuera de la NFL quiere probar suerte en el boxeo ante el blogger Logan Paul y aspiran a cheques con siete cifras.
A este paso prefiero ver de regreso a George Foreman a sus 71 años, a Lennox Lewis a sus 54 o al bravo Julio César Chávez González, que a sus 57 años se prepara para su segunda pelea de exhibición ante Jorge El Travieso Arce con fines benéficos. Hecho que me inspira mucho más respeto.
No estoy totalmente en contra de esas peleas, solo que no me gustan las cosas mal hechas. Si será una pelea fake, al menos que los que estén involucrados demuestren respeto por el deporte.
El boxeo está mutando. Los fanáticos ya no están pagando por ir a las arenas, ahora ya es más fácil quedarse en casa y con una sola suscripción, o incluso hasta gratis, invitar a los amigos a ver una noche de boxeo. Ahora, el trabajo de los empresarios es encontrar la fórmula indicada para volver a atraer a esos amantes del deporte que no hace mucho solían abarrotar las arenas.
El negocio boxeo no es sencillo y cada vez se añaden más elementos, como audiencias nuevas, y muy pocos promotores entienden de los cambios que está experimentando su negocio y quedan atrapados en la fórmula que en los años ochenta le funcionó a las leyendas.
¡Cuidado!, los gustos ya no son los mismos, es hora de abrir los ojos, pero sin descuidar la calidad.
¡Hasta el próximo round, chicos!
