Política

Pablo Lemus en su laberinto

Fortuna / virtud
Fortuna / virtud

En breve se festejarán cinco siglos de la muerte de Nicolás Maquiavelo. Las enseñanzas del florentino siguen contando con innegable vigencia. La prudencia, la naturaleza humana, el temor, el arte del poder. Es imposible entender la política sin su sabiduría.

En Maquiavelo -igual que en otros monstruos del pensamiento político como Séneca- encontramos la relevancia de dos conceptos aparentemente inconexos: virtud y fortuna. Para Maquiavelo, la fortuna se cultiva. A través del carácter, el coraje y el talento. Es decir, la fortuna no es puro azar.

La trayectoria política de Pablo Lemus conjuga virtud y fortuna. Lo primero porque ha sido capaz de construir un personaje político autónomo. Con luces y sombras -como todos-, pero que es un activo de su partido. Se planteó como objetivo ser gobernador de Jalisco y ha trazado una estrategia coherente para gobernar el estado a partir de 2024. Todo esto aderezado con la fortuna de ser alcalde de Guadalajara in extremis luego de la dimisión de Ismael del Toro. Virtud y fortuna, dos conceptos inseparables en política.

No obstante, la solidez estratégica de Pablo Lemus se ha resquebrajado en los últimos meses. El alcalde de Guadalajara ha cometido errores inexplicables.

Primero, la ansiedad por ser ungido ha sido mala consejera. Es difícil entender que Lemus quisiera ser oficializado como el único candidato a la gubernatura dos años antes de las elecciones. No faltó, inclusive, quien le pidiera al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, “que ya le levantara la mano”. Ninguna candidatura se negocia con tal antelación. Cuando uno actúa obedeciendo a la traicionera ansiedad, los resultados son desastrosos. Faltan 19 meses para que la ciudadanía jalisciense sea llamada a las urnas.

Segundo, Lemus renunció a ser un factor de unidad. Tras la victoria de Lemus en Guadalajara, yo escribí en esta casa que el desafío para el alcalde (en términos estrictamente políticos) era ganarse la confianza del partido mayoritario en Jalisco. Construir puentes y ser un factor de unidad y no de división. Sus declaraciones en el marco de la Feria Internacional del Libro fracturaron al partido que busca representar en 2024. No sé si fue calentura, pero sus joyas discursivas ocasionaron una rebelión interna sin precedentes.

Tercero, la arrogancia mata. “Sólo conmigo ganan”, es una narrativa que minimiza el peso del partido naranja en Jalisco. Es cierto que Lemus es -por mucho- el precandidato más popular de MC. No obstante, Lemus necesita de la estructura electoral, los alcaldes, los diputados y los regidores para llegar a Casa Jalisco. Necesita también del aval y la confianza de Alfaro, la figura más visible del movimiento político al que pertenece Lemus. La nominación no es sólo un concurso de popularidad, es también la consecuencia de un liderazgo que sabe aglutinar e incluir. La sucesión morenista a nivel nacional también se mueve en estas coordenadas.

Cuarto, los bandazos o inconsistencia discursiva. En el conflicto que mantienen abierto el Gobierno de Jalisco y el grupo político de la Universidad de Guadalajara, esta falta de consistencia ha sido especialmente reveladora. Lemus toma la decisión de no ir a la FIL en solidaridad con su grupo político, pero luego declara que sí irá a actividades en el “marco de la FIL”. Todos los liderazgos locales e incluso el coordinador nacional, Dante Delgado, cancelaron sus participaciones y prefirieron no mandar mensajes de división. Algo similar sucedió hace meses cuando los tres poderes del estado firmaron desplegados en contra de Raúl Padilla. Lemus firmó, pero luego fue matizando su postura en medios de comunicación. Lemus da un paso para alinearse con las decisiones que toma el sanedrín emecista, pero después discrepa en público. Quedarse en medio no parece ser la decisión más adecuada para alguien que busca ser el candidato del alfarismo.

Cinco, la sucesión ha ensombrecido la gestión del gobierno. La mejor credencial de un político para saltar a otro cargo son sus resultados de gobierno. Cierto que, en la política contemporánea, la comunicación es muy relevante, pero nada sustituye a la realidad. Lemus abanderó un gobierno competente en Zapopan que ha sido ratificado por los ciudadanos en las urnas. No obstante, en Guadalajara no es posible identificar un proyecto de gobierno. Un proyecto de ciudad. Mucha política y poca gestión.

Todas estas actitudes del alcalde de Guadalajara han provocado que la candidatura de MC a la gubernatura siga en el aire. Incomprensiblemente, Lemus se complicó la vida a través de declaraciones y acciones que tensaron su relación con el gobernador y con una buena parte de los principales hechores de lo que hoy es Movimiento Ciudadano. El próximo año será clave para ver si Lemus rectifica o si considera que la polarización al interior de MC le abona a sus intenciones electorales. Un año es un siglo en política. Y luego de lo vivido estos días, no descarto ningún escenario.

Enrique Toussaint


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