Política

El rompecabezas naranja en cinco claves

Baeza
Baeza

No hay realidad política más cruel y sanguinaria que la británica. Las purgas ocurren al interior de los partidos políticos. Los parlamentarios se mueven entre risas y abrazos, mientras sus propios compañeros empuñan el cuchillo detrás de la espalda. Margaret Thatcher sucumbió así. Theresa May y Boris Johnson, también. Liz Truss duró menos que una lechuga. No es coincidencia que el gran Winston Churchill haya acuñado la frase: “hay tres tipos de enemigos: los enemigos a secas, los enemigos a muerte y los compañeros de partido”.

Movimiento Ciudadano arrancó ya el proceso de sucesión. El partido debe elegir al sucesor de su líder político: Enrique Alfaro. Y lo debe hacer en un contexto de competición interna. Hay al menos cinco aspirantes a la gubernatura: Clemente Castañeda, Pablo Lemus, Alberto Esquer, Salvador Zamora y Verónica Delgadillo. Dos senadores, dos alcaldes y un secretario. La sucesión se enmarca en cinco claves.

La primera: ¿quién garantiza la victoria? Las encuestas serias, y metodológicamente sólidas, dejan en claro que cualquiera de los aspirantes está en posición de ganar. A pesar de haber gobernado desde 2015 en la ciudad y desde 2018 en el estado, el partido que lidera Alfaro sigue teniendo una intención de voto por encima de los 35 puntos. Al igual que Morena a nivel nacional, el partido naranja mantiene el ánimo de una parte significativa del electorado y no hay un gran apetito de cambio. La propia dinámica de 2024, la dicotomía voto pro-AMLO vs. Anti-AMLO, fortalece a Movimiento Ciudadano. Sólo la división interna podría minar al partido gobernante en Jalisco. Los aires de ruptura, particularmente de Pablo Lemus, parecen haber quedado atrás. El propio Lemus afirmó, esta misma semana, que no contempla un plan alternativo al de pelear por la candidatura naranja.

La segunda: ¿cómo se elige -formalmente- al candidato? Sabemos que la voz cantante para elegir candidato será la de Enrique Alfaro, pero es importante conocer cuál será el mecanismo formal para designar al abanderado naranja. Todo indica que es decisión de la Coordinadora Estatal con aval o ratificación de la Coordinadora Nacional. Es decir, los principales liderazgos de Movimiento Ciudadano se ponen de acuerdo y el nacional palomea y ratifica la decisión. Dante Delgado sabe que la decisión de la sucesión es de Alfaro y no es probable que cometa el error político de vetar una propuesta de candidatura que viene de Jalisco. Dante Delgado sabe más por viejo que por…

Tres: ¿quién garantiza la continuidad del proyecto de Alfaro? Es imposible que, dentro del razonamiento del gobernador de Jalisco, no esté la idea de identificar quién de las “corcholatas naranjas” será el que continúe con sus apuestas: transporte público, infraestructura, modelo económico, pacto fiscal. Al igual que la madre de todas las batallas del alfarismo a nivel doméstico: la despolitización de la Universidad de Guadalajara. No sólo es una decisión partidista, sino quién toma el relevo político en estas arenas. Alfaro seguirá siendo líder político después de 2024, pero el poder formal reside en Casa Jalisco.

Cuatro: ¿qué rol nacional juega Movimiento Ciudadano? En dos semanas conoceremos el resultado de los comicios en el Estado de México y Coahuila. Si la demoscopia acierta, Morena arrebatará al PRI el Estado de México y los tricolores retendrán Coahuila. Este escenario debilita a Va por México, pero es improbable una ruptura entre priistas y panistas. Va por México seguirá como alianza opositora y MC deberá tomar la decisión más importante de su corta historia: sumarse a la coalición o construir una candidatura propia y en solitario. Me inclino a pensar que MC y PAN se aliarán en elecciones locales -como las de Jalisco-, pero veo complicado que los naranjas se sumen a una coalición nacional total. Al final, esa decisión está en el escritorio de Dante Delgado, pero a nadie se le escapa que debe acordar la ruta con los dos principales activos de MC: sus gobernadores. Samuel García necesita gobernabilidad y un Congreso más amable de cara a la segunda parte de su sexenio. Enrique Alfaro retener Jalisco.

Cinco: ¿Qué papel jugará Alfaro en la sucesión nacional? Éste es el secreto mejor guardado. La única señal que ha dado el gobernador es que sólo contemplaría ser candidato a la Presidencia. Ninguna otra boleta le es atractiva: ni el Senado, ni la Cámara de Diputados y menos la presidencia del partido. Alfaro ha externado su voluntad de ser una especie de articulador de una alianza opositora. A esto hay que agregar un endurecimiento en su discurso frente a Morena: la crítica al INSABI, a los actos anticipados de campaña de las corcholatas, a la polarización promovida desde Palacio Nacional. La paradoja es que, si no hay condiciones para una alianza nacional que le dispute seriamente el poder a Morena, no es descartable que Alfaro se enfoque en concluir su administración y gestionar la sucesión. No es probable que quiera ser candidato de un Movimiento Ciudadano, que vaya en solitario, con bajas expectativas electorales.

En pocas semanas saldremos de dudas.

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Enrique Toussaint
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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