La política contemporánea se caracteriza por su liquidez. Recordando al gran Zygmunt Bauman. Cambia en un abrir y cerrar de ojos. Las redes sociales, la información en tiempo real y el retorno del cesarismo suponen una sacudida permanente de cualquier certeza política.
Hace un año, en marzo, Ismael del Toro era el elegido para continuar con el proyecto emecista en Jalisco. En días, todo el panorama cambió. Pablo Lemus, que iba encabezar la lista plurinominal (y no hubiera entrado como diputado), tomó el relevo y es hoy alcalde de Guadalajara y el más firme aspirante a la gubernatura. La política tiene eso, el efecto mariposa: un pequeño aleteo y el tablero político cambia profundamente.
Hay un actor político que todavía no se ha pronunciado: el senador Clemente Castañeda. El exdirigente nacional de Movimiento Ciudadano lleva más de un lustro operando en la Ciudad de México. Conoce la estructura territorial del partido. Y su paso por la dirigencia supuso un fortalecimiento de MC como tercera vía en el país. Su partido compitió en estados como Campeche, retuvo Jalisco y se hizo con la gubernatura de Nuevo León. MC no logró un buen resultado parlamentario, pero el crecimiento a nivel local es indudable.
Clemente Castañeda es de los pocos activos del emecismo tradicional que puede heredar el liderazgo de Enrique Alfaro en MC. El resto del sanedrín, el grupo más cercano a Alfaro, no tiene intenciones electorales. Enrique Ibarra o Hugo Luna son perfiles de la administración pública y es altamente improbable que salten a la arena electoral.
El senador tiene una serie de escenarios encima de la mesa. Puede repetir en el Senado de la República, seguramente la opción que más le seduce. Podría buscar la presidencia municipal de Guadalajara o de Zapopan. E incluso podría pelearle la candidatura a gobernador a Pablo Lemus. Y debido a su rol interno, y a los consensos que genera al interior de su partido, Castañeda es dueño de su carta (como diríamos en términos futbolísticos).
La realidad es que su decisión podría sacudir el panorama político de Jalisco. Imaginemos fichas de dominó que se caen una tras otra. Si decide repetir en el Senado, Salvador Zamora, Alberto Esquer, Juan José Frangie, Claudia Salas, Mirza Flores quedan en primera fila para buscar alguna candidatura local o incluso disputar la candidatura a la gubernatura contra un Pablo Lemus que va sólo y su sombra.
Si decide pelear la candidatura a gobernador, MC se enfrentaría a un dilema electoral que no ha tenido hasta hoy y hasta una posible fisura en el partido. Al final de todo, las llaves de ese auto naranja que hoy cotiza alto siguen siendo de Alfaro. Si decide buscar la candidatura a la alcaldía de Guadalajara, Lemus tendría que disputar la candidatura contra algún otro cuadro alfarista, pero Castañeda se colocaría como el proyecto emecista en Jalisco para los siguientes años.
Le falta mucho a la sucesión en Jalisco. Más que una carrera de cien metros, me parece que es un maratón con múltiples paradas, pantallas y con la moneda al aire. La sucesión dependerá también de la relación entre Alfaro y Lemus. Si logran o no resolver sus diferencias de cara a 2024. La única certidumbre de la política contemporánea es su incertidumbre. Veremos qué decisión toma Clemente Castañeda. Al igual que aquella que tomó Ismael del Toro, puede ser un antes y un después para la política jalisciense.
Enrique Toussaint
@eftoussaint